INFO C.A.I. _ 24-02-2013

sábado, 27 de febrero de 2010

Independiente 1 - Racing 0
Una clásica y placentera costumbre
La amplia gama de paradojas que entraña el fútbol lo convierte en mágico e impredecible como ningún otro juego. Pese a tener más gente en las tribunas, jugadores de mejor técnica, una táctica más audaz, un técnico más ganador, una mejor posición en la tabla, una historia más rica y una clara paternidad en el historial, Independiente debió sufrir innecesariamente para derrotar al mediocre Racing que construyó Russo.

Las suposiciones tácticas que se creaban en la previa del partido se cumplieron en el verde césped. Obviamente no estaba en los planes el cabezazo de Ayala que dio en el travesaño en el primer minuto, pero rápidamente ambos equipos dejaron en claro sus respectivos planes. Independiente exhibió mejores intérpretes y enamoró una vez más a la pelota con un trato suave y mimoso. Por su parte, la Academia mostró los dientes con un 4-4-2 errático, ya que Castromán no se decidió a ser volante por derecha ni tampoco enganche.

Lo que aún no se puede explicar es cómo Russo no previó alternativas para frenar las subidas de Mareque, que aprovechó la soledad en su callejón (Castromán podría haber cumplido esa función, por ejemplo) y clarificó todos los ataques del Rojo. A su vez, Gallego leyó bien el movimiento de su rival y le pidió a Busse que sorprendiera y, que por momentos, se mostrara como receptor por la franja izquierda. Entonces, el circuito por ese sector se encendió a pleno gracias a las sociedades que entablaban Mareque, Piatti, Busse, Fredes y Gandín. Wagner y Mercado se volvieron locos ante la superioridad numérica y Yacob nunca pudo poner orden. Si bien no hubo situaciones “limpias” ante De Olivera, Independiente metió miedo con media docena de remates desde afuera y centros cruzados. El gol de penal de Gandín, luego de la brazada de Lluy, fue un premio más que justo para cerrar el primer tiempo.

Con el 1-0 a su favor, el Rojo debía demostrar evoluciones en su juego sin pelota y que también había ensayado el contragolpe (por momentos pareciera que el equipo sólo funciona si tiene el balón, cuando en el fútbol la clave es saber jugar con y sin él). La expulsión de Hauche entregó las condiciones ideales para una goleada. Sin embargo, los de Gallego volvieron a repetir las displicencias que se vieron ante Estudiantes y se dejaron anticipar por la tibia presión racinguista. El fantasma del gol de Loeschbor a Rocha en el Apertura 2001 sobrevoló muy cerca del Libertadores luego de los cabezazos de Cahais y Ayala. Al fin y al cabo, un sufrimiento innecesario ante un rival que apenas podía dar tres pases consecutivos. La roja que se ganó el Patito Rodríguez fue el ingrediente que le faltaba al cóctel de bronca.

En definitiva, hay que destacar que el buen trabajo de la defensa a nivel colectivo y grupal (Vallés debutó muy bien, Tuzzio remontó) y la mejor ocupación de los espacios en el medio (Acevedo le ganó el duelo a Yacob y tuvo ayuda). En tanto, hay que seguir trabajando el manejo de las ventajas en el marcador y la fabricación de jugadas de gol más nítidas. Como habíamos dicho en la anterior columna, Racing era el rival ideal para recuperarse y, por suerte, volvió a pesar la historia. Esa que atestigua la racha de cinco años sin derrotas, esa que le sigue dando la derecha al Rey de Copas. El esperado clásico quedó atrás y el miércoles habrá que dar otro paso en la ardua pelea por el Clausura. ¿Y Racing? Mucha suerte.

Fuente :TyC Sports

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