INFO C.A.I. _ 24-02-2013

domingo, 28 de febrero de 2010

Independiente 1 - Racing 0
Hasta las manos
La semana hot, con polémica entre presidentes, se trasladó a la cancha: Racing se quejó del penal que otorgó, bien, Pittana y luego, en la manga, hubo manotazos entre los jugadores.

Si Caiga Quien Caiga estuviera al aire, se preguntaría: “¿Qué estará haciendo Rodolfo Molina en este momento?”. Qué buena pregunta, Mario… Si el presidente de Racing todavía quiere denunciar que a Independiente lo favorecen con penales dudosos, Olé lo invita a ver la foto que acompaña esta doble página. ¿O acaso Braian Lluy no toca la pelota con la mano? Al fin y al cabo, la jugada en cuestión es la que resolvió el clásico: Darío Gandín cambió la falta por gol y dejó a la Academia hasta las manos.

Un Independiente-Racing de por sí es lo suficientemente caliente durante los 90 minutos como para que haya que hacerle subir la temperatura en la semana. Los jugadores se mantuvieron al margen de un cruce de palabras que tuvo como protagonistas a los presidentes y el que terminó comiéndose la lengua fue el de la Academia. El del Rojo, Julio Comparada, que había abierto el juego sospechando de los fallos arbitrales, nada tendrá que reprocharle al pito Pittana, quien acertó la jugada más fina de la tarde.

La acción para cuestionarle al árbitro debutante en este duelo barrial es una falta a Bieler (lo cruzaron entre Galeano y Mareque), pero era a centímetros del área… Después, el juez tuvo mano para echar un jugador por lado: Hauche le entró duro a Acevedo y Patricio Rodríguez se ganó las duchas por dos foules innecesarios en un momento que era su equipo el que estaba hasta el cuello.

Porque la mano (o el guante) de Gabbarini rozó un remate envenenado de Aveldaño que no fue 1-1 porque el travesaño se le opuso. Y porque cada centro que caía en el área roja tenía olor a empate. Ahí, en esas pelotas paradas del final, es donde, agarrón va, palabra viene, se empezó a cocinar la batalla final. Hasta la manga (inflable…).

Con el triunfo consumado, tras 94 hirvientes minutos, los futbolistas de Racing se retiraron cabizbajos y los de Independiente, lógico, deliraron ante sus hinchas. Parecía un festejo clásico más. Pero cuando rumbearon hacia el vestuario, saltando y cantando “a Racing me lo cojo” y “te vas a la B”, los esperaba una sorpresa. Y no precisamente de las que a uno le gustaría recibir tras un triunfo. Resultó que a Aveldaño le quedó una asunto pendiente con Gracián y, flanqueado por otros compañeros (se mencionó a Castromán y Hauche, entre los más participativos de la trifulca), invitó al Tano a pelarse al grito de “vení, cagón”. La reacción de los players locales no tardó en llegar y Acevedo, al que varios intentaron separar, se le fue encima. Volaron varios trompazos y la paz llegó a tiempo. Si hubiera sido una pelea de boxeo, las tarjetas habrían dado un empate. Aunque el Rojo ya había golpeado en la cancha: extendió su paternidad a diez partidos, sacó ventaja de 21 en el historial, se acomodó más arriba y dejó a Racing al borde del nocaut, en zona de Promo. Sí, hasta las manos.

DEMIAN MELTZER | dmeltzer@ole.com.ar

Te queremos volver a ver

Sí, Independiente… ¡A vos te lo digo! Si bien los muchachos triunfaron en el clásico ganado, no dejaron una buena impresión ante un equipo que pierde solo. Con esto no estoy diciendo que no se valoren los tres puntos, pero otra vez el conjunto de Gallego penó en la generación del juego (sólo Piatti se hizo cargo en el PT) y por eso no pudo liquidar ni lucirse ante un rival muy flojo. Por eso queremos volver a ver el fútbol más o menos aceptable que el Rojo jugó hasta el primer tiempo ante Vélez. No hay mucho tiempo ya que en siete días hay dos choques cruciales: Tigre y River. Y si se quiere pelear el Clausura en serio, hay que mejorar bastante. Gabbarini, Vallés, Galeano y Mareque bancaron el resultado cuando los de enfrente tenían un jugador menos. El Tolo ya debe tomar nota para que la cosa cambie. Porque no es posible que en los últimos minutos se tenga que sufrir tanto ante la desesperación de los blanquicelestes que habrían dado el batacazo del año con un empate. Pero el 1-0 no se modificó y hay que mirar las dos tablas que siempre miramos: la de posiciones y las de las copas. Otros deberán seguir sacando cuentas y promedios. Igual, hay que destacar que la dirigencia de Racing Klub fue previsora con el sponsor, que no quiso quemarse poniendo la publicidad en una camiseta que ya casi ni usará la Selección. Por eso mañana bien tempranito vayan pidiendo un préstamo de puntos para por lo menos jugar la Promoción. Es que parece que tienen hipotecado el futuro. Igual, tranqui, esperamos que la próxima vez que nos crucemos podamos darle mayor comodidad a sus hinchas en la tribuna. ¿Nos vemos…?

BETO TISINOVICH | btisinovich@ole.com.ar

Ojito Pato

Patito Rodríguez tuvo su bautismo en el clásico de Avellaneda y no lo terminó nada bien. Ingresó a los 21 minutos del ST por Fredes y se fue expulsado por doble amarilla a los 47. “Voy a hablar con él en el entrenamiento. No puede suceder más”, dijo el Tolo.

No es cuento de Gallego

EL TOLO SE ABRAZA CON EL PF OLIVERA. EL ROJO ES ALEGRÍA.

“Si mis jugadores pensaban un poquito más era goleada”, sacó pecho el Tolo, luego de un nuevo triunfo para seguir invicto frente a la Academia: “Con Racing no perdí nunca, sigo de racha”.

Sacó pecho una vez más. Chicaneó, también analizó un nuevo triunfo de su equipo en el clásico y hasta se ilusionó con la posibilidad concreta de pelear el campeonato hasta el final. Américo Gallego, entonado por el 1-0, recordó con la invitación que le había hecho a Racing luego de perder en el verano (”lo esperamos en el Libertadores de América”) y lo primero que hizo fue chapear con su paternidad para con la Academia. “Con Racing no perdí nunca, sigo con la racha”, río el Tolo, aliviado luego de un final bien apretado que disgustó al entrenador: “Si mis jugadores pensaban un poquito más era goleada. Sufrimos hasta el minuto 94 al divino botón”.

Con respecto a lo bien posicionado que quedó el Rojo de cara a lo que viene, Gallego se mostró confiado en un buen porvenir. “Si empatábamos quedábamos afuera de todo… Vamos a estar en la pelea, pero para eso hay que ganarle a Tigre. Tenemos todos los grandes acá” (por la localía), analizó el DT, quien no sólo está invicto en el derby con Independiente, sino que también con River y Newell’s. ¿La clave? Esta vez fue tocar los sentimientos de sus dirigidos: “En la charla técnica les hablé a los jugadores de la familia y también de lo que pasó en Chile, porque como dije el otro día, la responsabilidad y la presión la tiene el que se levanta a las cuatro de la mañana para trabajar”. Relajado y agrandado tras el clásico, el Rojo parece haber dado el salto de calidad para ir por el campeonato.

HERNANDO MADERNA | hmaderna@ole.com.ar

Chiquititos

VOS PARA ACÁ, YO PARA ALLÁ. SUTILEZA DE GANDÍN PARA EL PENAL QUE REGALÓ RACING.

Racing jugó como un equipo de la B el primer tiempo. Independiente mereció perder el segundo contra diez.

Tanta cháchara en la semana para que después mostraran tan poca grandeza. Como siempre, a los dos los salvó la gente. Pero adentro de la cancha fueron dos chiquititos.

Racing jugó el primer tiempo como un equipo de Primera B (no de la B Nacional). Parado de contraataque, no contraatacó jamás. ¿O es un contraataque que el arquero saque alto, fuerte y lejos con el rival ya acomodado? ¿Y es una táctica seria la de poner un equipo sólo porque viene de ganar un clásico? Todos los técnicos tienen jugadores fetiche y uno de los de Russo es Castromán. Pero aquel volante pasado a delantero ya no es el mismo. Ahora enganche, muestra falencias para conducir y hasta para pegarle a la pelota. Con ese planteo amarrete, Racing festejaba como un penal un tiro libre en el círculo central: les permitía a los defensores ir a buscar un cabezazo salvador. Castromán ejecutó los dos que le cobraron. El primero pasó a veinte metros de cualquier cabeza y en el segundo Silvera se acostó para despejarla de cabeza.

Independiente debía mover la pelota de banda a banda, amagar entrar y salir, volver a amagar, intentar por acá, buscar por allá… Era un plan simple y obvio para doblegar a un rival que no quería jugar. Pero en Independiente todos se creen jugadores de Selección (española). Salvo Silvera, que se preocupa por jugar para el equipo (aunque ayer lo haya hecho muy mal), y Acevedo, que trata de hacer todo sencillo, los demás pretenden rizar el rizo. Van dos ejemplos de tipos con la autoestima exageradamente alta: 1) Piatti quiebra cinturas y un día se le va a quebrar la suya de tanto amago en vez de pase. No sirve eludir donde él elude. 2) Mareque roba la pelota, toca y va a buscar como un wing. Lo hace una vez. En las otras cuatro, pretende dejar en el camino a todos los rivales. Así, no. Aunque fue mejor que Racing en ese primer tiempo, Independiente necesitó la ayuda de Lluy (metió la mano donde no iba) para ganarlo. Porque las buenas de Piatti y Mareque no contaron con la compañía de los delanteros. Porque no hubo sintonía ni sociedades.

Con la expulsión de Hauche pasó lo que menos se preveía. Si Independiente hasta ahí había pensado poco, a partir de ahí dejó de hacerlo. Creyó que podía golear antes que jugar. Racing, perdido por perdido, renovó el aire (y parecía que no tenía…), Russo hizo cambios ofensivos, el arquero dejó de revolearla (se podía salir jugando, ¿no?), Lugüercio retrocedió para hacer lo que no estaba haciendo Castromán y entre todos se llevaron puesto a un Independiente que acabó pidiendo la hora como un pichoncito mojado. Y que además no mereció los tres puntos. Racing, tampoco: el primer tiempo lo condenó.

CHRISTIAN COLONNA | ccolonna@ole.com.ar

Un papá de 10

BUSSE FESTEJÓ CON LA CARETA COMO EN EL APERTURA.

Independiente volvió a amargar a Racing y ya lleva diez partidos sin perder en el clásico. Los jugadores festejaron adentro, la gente afuera. Fiesta de Promoción.

Fiesta, qué fantástica, fantástica, esta fiesta… Y sí, en la Fiesta de Promoción que vivió la vereda más roja de Avellaneda, los hinchas de Independiente se recibieron de padres, y con un 10: 10 clásicos de parternidad ante la Academia, de burlarse del rival del barrio, 10 juegos desde aquel 11 de septiembre de 2005 en que un tal Sergio Agüero dejaba de rodillas en el pasto a Diego Crosa y sacudía la vieja Doble Visera con un 4-0 categórico… A este 1-0 en el que, nuevamente Darío Gandín (ya les metió tres), desató el “a Racing me lo cojo, oh, oh, oh…”. Ya todo un hit de la hinchada diabólica que ayer cantó una vez más, y van…

Lo curioso de esta oportunidad es que la fiestita la armaron en el coqueto Libertadores de América, que ayer estuvo de estreno en clásicos aunque su gente se está acostumbrando a brindar en los derbies de la mano de Gallego, un Tolo que ya había invitado en Mar del Plata a los de la Academia (”Los espero en el Libertadores”, desafiaba); y que en la temporada 09/2010 hizo que Independiente se quedara con los cinco clásicos que jugó: River, San Lorenzo, Boca y, claro, los dos a Racing, afuera y adentro. Y ambos de un Tolito que, dirigiendo al Rojo, nunca perdió ante Racing y que ayer sumó el primer festejo como local en Avellaneda.

Por todo esto, este partido también era especial para los hinchas: el Rojo volvía a ser el dueño del terreno. Y, de movida, se animaron a ponerles los puntos al vecino: “Es para vos, es para vos, para que sepas que en el barrio mando yo…”, retumbaba. Y así desplegaron un arsenal de humo colorado en el preciso momento en que salía el equipo de Miguel Angel Russo a la cancha para que los de la Acadé ni siquiera pudieran verlo. Y no lo vieron porque les pintaron la cara de rojo…

Y no se quedó ahí el ingenio de este recibido padre del barrio de Avellaneda. La bandera, dedicada “para mi hijo bobo” no le perdonaba ni una al pobre Racing… Y el mismo trapo festejaba las bodas de oro de la Guardia Imperial al enumerar 50 años cumplidos si se suman “35 de amargura (sin títulos), nueve de quiebra, tres de intervención, dos del descenso y uno de Promoción…”.

Y, justo, el problema que tiene el vecino con las cuentas fue eje de todas las burlas. “Racing, te espera el Ruso Ramenzoni”, decía una bandera que colgaba de la platea en alusión al comentarista de la B Nacional; mientras varios hinchas llevaban remeras blancas con B bien grande y la gente despedía al derrotado vecino con un “a la Promoción, a la Promoción, Academia…” y el típico “olé, olé, olá… Con esos putos no jugamos nunca más…”.

¿Habrá sido el último?

MARIA LAURA BALONGA | mbalonga@ole.com.ar

Zapping

Mancuello se quedó afuera sobre el final

En el último entrenamiento antes del clásico, Federico Mancuello sufrió una distensión en un isquiotibial y no pudo estar presente en el clásico. En su lugar ingresó Hernán Fredes, quien iba a ocupar un lugar en el banco de suplente y también sería titular contra Tigre. El Tolo tiene recambio.

Vallés tuvo su debut y cumplió con el DT

Gabriel Vallés, el ex defensor de Godoy Cruz, debutó en Independiente en lugar de Luciano Vella (había visto al roja ante Vélez) y tuvo una buena labor. El mendocino se mostró criterioso y dejó conforme a Gallego. Ahora se plantea la duda de si el miércoles, ante Tigre, el Tolo le devolverá o no la titularidad al ex Newell’s.

Fuente: Olé

Independiente 1 - Racing 0
Independiente volvió a dejar a la ciudad pintada de rojo clásico
AVELLANEDA OTRA VEZ ES TIERRA DEL DIABLO

Con el Libertadores de América convertido en un infierno encantador

Era el primer clásico en el Libertadores de América, detalle que decoró el escenario con un entusiasmo especial, diferente, cargado de alta tensión. Y había más leña para alimentar la llama de la hoguera folclórica del duelo barrial: Independiente pisaba el terreno mirando para arriba, buscando darle forma a la idea de equipo que pretende Gallego para luchar por el protagonismo en lo más trascendental del paisaje deportivo, mientras que Racing lo hacía con su equipaje cargado de urgencias, sin margen para el error y angustiado por una realidad que no da respiro.

Y la historia volvió a repetirse, con un triunfo de Independiente que generó una ola expansiva de algarabía que recorrerá la ciudad y buena parte de sus adyacencias durante mucho tiempo. Esta vez sin goleada y, si se quiere, con sufrimiento; pero el modo, lejos de menguar la euforia de los hinchas rojos, generó la variante que permite hacer gala de la paternidad bajo todo tipo de condiciones.

En Racing, indudablemente, ya hay que empezar a hablar de un karma. Porque la dirigencia se encargó de hacer un repaso mediático sobre los muchos penales que había recibido Independiente en los últimos años y, el partido, se terminó definiendo con un remate desde los doce pasos. Pero aún con un expulsado y falencias groseras de funcionamiento, tuvo pasajes favorables como para no quedarse con las manos vacías y, sin embargo, la pelota eligió dos veces pegar en el travesaño.

Puertas para adentro, los hinchas de Independiente harán -y hacen- una profunda autocrítica quejándose por lo mal que leyeron los jugadores el partido, por cómo manejó los cambios el entrenador y por “el innecesario sufrimiento de los últimos minutos” cuando todo se podía haber resuelto sin tanta angustia desde la simpleza que ofrece el fútbol. De puertas para afuera, en cambio, todo será sonrisas, fiesta y hasta cargadas que apuntarán directamente a donde más duele. Y estarán en su derecho porque, dentro de ese juego colorido que propone el abanico de sensaciones que representa el fútbol, todo lo inofensivo está permitido.

Que Independiente celebre. Ya tendrá tiempo de corregir errores y detalles que podrían haberle costado el trueque instantáneo de fiesta por velorio, porque el empate de Racing hubiera mudado las sonrisas de vereda. Pero el barrio no rige su estado de ánimo ni su tonalidad por supuestos; los rige por una realidad que es propiedad del destino. Y ese destino, de hace un tiempo para acá, le permite al Diablo disfrutar de un infierno encantador y seguir tiñendo las calles de la ciudad con el rojo intenso de una costumbre que ya se hizo clásica.

Puntajes del partido

PC

El Diablo trepa hacia el cielo, Racing se aproxima al infierno

DARIO GANDIN, CON LA LENGUA AFUERA, CELEBRA SU GOL DE PENAL, EL DE LA NUEVA VICTORIA DEL ROJO EN EL CLASICO.

El Rojo se quedó con el clásico y entró en la pelea. La Academia no sale de la Promoción

Es diferente la realidad de los dos. Y eso se notó en la cancha. Esos últimos quince o veinte minutos de Racing, que llevó el partido contra Gabbarini más a fuerza de voluntad que gracias a su fútbol, tomados por sí solos, quedarían fuera del contexto del partido.

El concepto general del encuentro marca que Independiente fue más equipo, que tuvo mucho más juego que su rival, que defendió mejor, gestó mejor y atacó mejor. Por consiguiente, no se puede discutir su victoria en el clásico, que lo pone nuevamente de cara a la lucha por el campeonato. Deberá conseguir regularidad, claro que sí. Este mismo Independiente fue casi triturado por los suplentes de Vélez en la fecha anterior. Pero se recuperó justo contra su rival de siempre, que dicho sea de paso, va a tenerla durísima para escapar de su situación. Aquel 3 a 0 contra Rosario Central de la primera jornada quedó ya en la prehistoria.

Racing ha jugado mal, sin criterio. Su amor propio le permitió terminar el partido con dignidad, pero las derrotas con ratos dignos no lo van a salvar de lo que quiere salvarse.

Dominio rojo

Durante setenta minutos, Independiente dominó a voluntad. Después de un primer minuto en el que Racing generó dos situaciones claras -una atajada de Gabbarini ante un disparo de Yacob y un cabezazo de Ayala en el travesaño-, el local se acomodó y redujo a Racing a un simple papel de acompañamiento. Independiente fue el protagonista de todo. Desde los laterales, con el debutante Vallés -se ganó el puesto, seguro- y con Mareque, dos jugadores que no tuvieron reparos en cortar y salir rápido por las bandas con visión ofensiva, hasta un Piatti que rindió muy bien en el armado. En todo los sectores de la cancha Independiente ejerció superioridad, y Racing casi no volvió a cruzar la mitad de la cancha en toda la etapa.

Sólo faltaba ver en qué momento Independiente se ponía en ventaja. Estuvo cerca Gandín con un tiro cruzado, Mareque con un zurdazo que se fue alto, Silvera con un cabezazo, Piatti con un remate que tapó De Olivera, de nuevo Silvera con una volea… Hasta que a los 41, Gandín recibió una pelota sobre un costado del área, de espaldas al arco y con Aveldaño detrás. Cuando Gandín levantó la pelota, apareció Lluy y puso el brazo izquierdo para sacarle la pelota. Penal y gol de Gandín.

Todo siguió igual en el segundo período. Pero claro, Independiente se vio tan superior que, en lugar de jugar, empezó a juguetear, que no es lo mismo. Tuvo todo para liquidarlo y no lo hizo. Piatti abusó con sus lujos, Acevedo creyó que tenía que parecerse a Claudio Marangoni en cada intervención, y así. Claro, lo veía tan fácil. Encima, Hauche fue expulsado por un planchazo contra Acevedo. Estaba todo servido para un floreo Rojo. Claro, el floreo tiene que acompañarse con goles e Independiente no los hizo. En Racing, perdido por perdido, entró Steinert por Lluy y se la jugó. Funcionó el cambio porque Steinert le dio la vitalidad que el ataque de Racing no había tenido ni con Hauche ni con Bieler. Apretó como pudo -guiado por Yacob, siempre el más claro- y creó oportunidades, pero no las pudo concretar entre la imprecisión para definir y alguna atajada salvadora de Gabbarini.

Independiente terminó innecesariamente con la soga al cuello. Debió haber ganado el clásico con mucha más luz. Sin embargo, la tabla no sabe de estas sutilezas. Los tres puntos fueron a sus bolsillos y el Rojo empieza, ahora sí, a soñar en grande. Racing también sueña, pero en su caso, lo hace con cosas en las que ni quiere pensar y que lo hacen dormir muy mal. Si no quiere que esos sueños devengan en realidad, deberá mejorar mucho. Pero mucho…

GANDIN VOLVIO A MARCARLE A RACING
“Por suerte los sigo teniendo de hijos”

Para Darío Gandín jugar frente a Racing es una motivación extra y cada vez que enfrenta al clásico rival no hace más que marcarle goles. En el primer clásico disputado en el Libertadores no fue la excepción a lo que el Chipi sostuvo “esta victoria fue clave porque los clásicos se jueguen bien o se jueguen mal hay que ganarlos y estamos contentos porque logramos el objetivo. En el primer tiempo fuimos muy superiores y en el complemento la expulsión los llevó a tirar pelotazos porque jugar no jugaron y así nos complicaron. Creo que la clave fue estar tranquilos, jugar al fútbol que fue lo que nos pidió el Tolo y por momentos creo que lo logramos. Por ahí estuvimos muy apurados a la hora de querer definirlo y eso nos complicó. Pero se ganó y podemos volver a la punta”.

La cuenta sigue abierta (el torneo pasado fue por partida doble) y el goleador factura cada vez que el cliente se acerca al mostrador, sea de local o de visitante, por ello Gandín se encargó de señalar que “por suerte los sigo teniendo de hijo y en la semana había dicho que con Racing me iba bien.

Por suerte se dio y sigo de racha. En el penal no venía pensando a dónde patearlo porque son cosas que se te cruzan en el último segundo, por suerte el arquero fue para el otro lado”.

En el final, una de Titanes en el Ring

Varios jugadores del Rojo y la Academia se dieron en la manga

Dentro de la cancha el clásico fue para Independiente pero una vez que terminó ambos planteles sostuvieron una de Titanes en el Ring dentro de la manga donde no quedó claro quién terminó ganando. El que más se animó a contar fue Walter Acevedo quien deslindó el veredicto “que lo decida William Boo”.

La génesis hay que encontrarla dentro del campo de juego, y como lo presentaría Rodolfo Di Sarli, el habilidoso, movedizo Leandro Gracián se cruzó con el Pelado, hombre rústico y de pocas palabras Lucas Aveldaño. De ahí la chispa, pero parecía que no iba a haber reguero de pólvora. Error. Porque según cuentan algunos jugadores de Racing se quedaron en la manga a la espera de ajustar cuentas pendientes. Allí, en la manga, desembocó el festejo de los jugadores del Rojo por lo que el embudo terminó por enfrentar a jugadores de ambos equipos en una verdadera “Ultima lucha” de todos contra todos, como en aquellos viejos tiempos de Karadagián.

Por un lado se podría imaginar al Diábolo, al Caballero Rojo, por el otro al Mercenario Joe o el Pibe 10. La cuestión es que la manga se movió durante varios segundos y allí pasó de todo. Manos por un lado, empujones por el otro, gente que intentaba separar como Máximo Ippe, Seguridad del Rojo que perdió la corbata en el intento, dirigentes que querían llevar calma sobre otros directivos rivales y en un momento testigos aseguran que Aveldaño llevó la peor parte. Y no precisamente fue un jugador el autor material del golpe.

Super Acevedo

Walter Acevedo había sido signado en esto de reconstruir la historia como el responsable del cortito a Aveldaño, pero el propio jugador se encargó de descartarlo “son cosas que por ahí pasan cuando el partido termina caliente pero nada, son peleas que nunca llegan a ser peleas. Ellos nos estaban esperando porque nos quedamos festejando… Yo quedé un poco en el medio pero nada, el que me vio de afuera debe pensar que me la re bancaba pero en ningún momento quería pelear sino que lo único que quería hacer es separar”.

Asimismo el volante no quiso ofrecer más detalles ni tampoco contestar a la pregunta de quién se impuso en el combate, pero se lo tomó con soda “no sé quién ganó, eso que lo diga William Boo, nosotros ganamos en la cancha y es lo que importa”. Otro de los que estuvo muy cerca fue el capitán del equipo, Darío Gandín, quien con un sonrisa en la cara deslizó “no ganó nadie. Nosotros jugamos dentro de la cancha, a pelear al Luna Park”. ¡Segundos afuera!

Vallés fue figura

Gabriel Vallés tuvo su debut en Independiente y lo hizo de la mejora manera. El lateral, quien reemplazó a Luciano Vella, cumplió un destacada actuación siendo la figura del encuentro. El mendocino sostuvo que “estoy muy conforme con mi actuación y la verdad que uno está para sumar. Cada vez que me necesiten quiero rendir y hacerlo en un clásico de esta manera me deja muy conforme”. Vallés ya se ganó el puesto.

EL TECNICO GANADOR
“Más tranquilos era un desastre”

GALLEGO TRATA DE ORDENAR A LOS GRITOS.

En Mar del Plata, después del clásico, les dije que los esperaba en la sexta fecha, pero Vivas no vino… Pero bueno, a Claudio lo quiero mucho y creo que Miguelito es un buen técnico y va a dar vuelta la situación en Racing. Pero yo estoy muy contento, porque sigo con mi racha de no perder en el clásico. En el primer tiempo jugamos bien pero después, no sé por qué, nos metimos atrás y tuvimos que sufrir al divino botón. Ganamos el clásico pero igual me quejo porque creo que si hubiéramos estado más tranquilos en cada contragolpe, hubiera sido un desastre porque hubiéramos terminado ganando por goleada. Estamos para pelear arriba porque nos hacemos fuertes en casa y tenemos a todos los grandes arriba, pero ahora hay que ganarle a Tigre.

Tarea correcta con algún reparo

Néstor Pittana (6) empezó con una decisión equivocada: una entrada de Mercado contra Piatti que debió ser sancionada con falta y hasta con amarilla para el de Racing, pero nada se cobró. Sin embargo, a partir de ahí y hasta los últimos diez minutos, condujo el clásico con acierto y autoridad. Bien cobrada la mano penal de Lluy, bien en la expulsión de Hauche por la plancha contra Acevedo -ambos fueron mal, pero el de Racing golpeó al del Rojo-, bien en la expulsión a Patricio Rodríguez. Pero sobre el final se desbarrancó un poco su tarea. Por ejemplo, dejó sin sanción una falta contra Bieler en la medialuna del área cuando el de Racing se iba solo hacia Gabbarini.

UNO POR UNO INDEPENDIENTE

GABRIEL VALLES (7) Tuvo un debut que será imborrable. Estrenó camiseta justo en el clásico contra Racing y jugó como si tuviera mil partidos de esos encima. Mostró marca, personalidad y juego. Fue la figura y, seguro, se ganó el puesto.

ADRIAN GABBARINI (6) respondió bien cuando lo llamaron a actuar, en especial en el segundo tiempo

EDUARDO TUZZIO (6) jugó un partido correcto, sin complicarse. Recién al final tuvo más trabajo con Bieler.

LEONEL GALEANO (6) mostró alguna duda, pero tuvo un par de cruces salvadores.

LUCAS MAREQUE (7) fue siempre salida por izquierda, se mostró como alternativa de ataque. De lo mejor del clásico.

WALTER BUSSE (6) no se hace notar, pero rinde. Jugó bien cada pelota y trabajó en la contención del callejón para dominar a Lucero.

WALTER ACEVEDO (5) hubiese jugado mejor de no tratar de hacer un chiche en cada intervención. Eso le hizo perder varias pelotas.

HERNAN FREDES (5) no acompañó por izquierda con decisión, se quedó demasiado contenido.

IGNACIO PIATTI (6) jugó un primer tiempo como para ser figura, pero en el segundo se diluyó al hacer todo con mucha displicencia, como si sobrase la situación.

DARIO GANDIN (5) intervino en la jugada del penal, que además convirtió en gol con mucha calidad. Pero le faltó intervenir más.

ANDRES SILVERA (5) dispuso de un par de chances en el primer tiempo, que desperdició. Después, se diluyó.

PATRICIO RODRIGUEZ, SERGIO VITTOR Y LEANDRO GRACIAN no fueron calificados.

UNO POR UNO RACING

CLAUDIO YACOB (6) Siempre es el más criterioso de Racing, el que mantiene la cabeza fría para jugar cada pelota. No pudo hacer mucho, pero en la levantada final de Racing fue el que llevó al equipo de la mano.

JORGE DE OLIVERA (6) tuvo una muy buena intervención ante Patricio Rodríguez. En general, bien.

GABRIEL MERCADO (4) estuvo inseguro en la marca, poco claro cuando avanzó con la pelota. No tuvo un buen partido.

ROBERTO AYALA (5) mostró dificultades cuando lo encararon en velocidad, pero tuvo algunos quites de su clase.

LUCAS AVELDAÑO (6) metió personalidad, al menos. Un cabezazo suyo dio en el travesaño.

BRAIAN LLUY (4) flojo como lateral izquierdo, después pasó como volante por derecha y no pudo con Mareque. Lo reemplazaron.

MARTIN WAGNER (4) fue superado por las proyecciones de Mareque y Piatti encontró siempre un hueco a su espalda. No salió a jugar el segundo tiempo.

ADRIAN LUCERO (4) sólo destiló tibieza por su callejón. Sin marca y sin llegada.

LUCAS CASTROMAN (3) jugó, o quiso hacerlo al menos, como enganche. Nunca se hizo notar y fue pura imprecisión.

PABLO LUGÜERCIO (5) fue lo de siempre: ganas, lucha. Pero poca profundidad.

GABRIEL HAUCHE (2) casi no tocó la pelota y se hizo echar por una falta fuerte..

MATIAS CAHAIS (5) entró por Wagner y ocupó el lateral izquierdo. No fue mucho más que Lluy en ese sector.

DAMIAN STEINERT Y CLAUDIO BIELER no fueron calificados.

Fuente: Diario Popular

Independiente 1 - Racing 0
Un festejo grande, para sentirse vivo
En un clásico precedido por declaraciones polémicas, Independiente, en un clima tenso, reforzó sus ilusiones al título y se dio el gran gusto al vencer por 1 a 0 a Racing, cuya reacción en el final no le alcanzó.

Por los niveles de tensión que había acumulado durante la semana, era mucho pedir que el clásico se evadiera de esa clima de crispación. Para eso habrían hecho falta dos equipos inteligentes, ensamblados y convencidos de su potencial. Ni Independiente ni Racing completan ese expediente, aunque eso no significa que sean iguales. En Independiente madura una idea de juego y tiene pasajes en los que entusiasma a sus hinchas porque se le adivina pinta de candidato al título. Pero también los asusta y los llena de dudas, como en esa última media hora, en la que, a pesar de tener un jugador más por la expulsión de Hauche, se empequeñeció, como si la responsabilidad de asegurar el triunfo lo hubiera abrumado. En Racing está todo por hacer, en lo futbolístico y lo anímico, algo inevitable en un club que lleva la histeria y la angustia metidas en el cuerpo.

En los días previos no faltaron sospechas, suspicacias y victimismo. Ya fuera por el árbitro que se designaba o se dejaba de designar. Un continuo revisionismo sobre supuestos beneficiarios y perjudicados. Declaraciones cruzadas, puro sainete que sólo ayuda a exaltar los ánimos y desviar la atención. Conductas que únicamente conducen a aumentar la intolerancia. El clima que se fue creando tuvo su correlato en la cancha: Pittana quedó en el punto de mira por el penal que sancionó a favor de Independiente (demoró en cobrarlo, pero dio la sensación de que acertó porque Lluy fue muy imprudente al abrir tanto los brazos), por la expulsión de Hauche (no fue tan riguroso con otras infracciones) y por un foul que ignoró sobre Bieler cuando en el final ingresaba en el área.

El nerviosismo llegó a su máxima expresión en el cierre del clásico. Independiente, ansioso y sin control del juego, se desdibujaba, mientras Racing se lavaba el conservadurismo del primer tiempo y sentía que alguna gambeta de Steinert y el empuje del resto lo ponían cerca de la hazaña del empate. En ese contexto, con una excitación en aumento, al límite de la locura, el triunfo era un pasaje directo al alivio, a la liberación de emociones contenidas, al exorcismo de los temores y la reivindicación de las ilusiones. Todo eso experimentó Independiente en la celebración que unió a jugadores e hinchas.

A Racing no es fácil descifrarlo. Apenas se había disputado algo más de un minuto y ya había exigido un desvío al córner de Gabbarini (remate de media distancia de Yacob) y dejado un cabezazo de Yacob en el travesaño. Lejos de animarlo, ese comienzo quedó como su única demostración ofensiva del primer tiempo.

Independiente se hizo dueño de la pelota y la iniciativa. Hay una apuesta por el juego asociado, por el pase y las combinaciones. Dentro de esa idea, Piatti asoma como el solista más destacado, la individualidad que conduce y llega. Posee buen control y panorama para resolver en espacios amplios, y también gambeta para escapar del encierro rival. Es un volante con buenas condiciones, sobre el que Gallego está encima para convencerlo de lo que es capaz: convertirse en una de las figuras de Independiente y del campeonato. Piatti hizo un primer tiempo en ese sentido: de enganche, con tendencia a volcarse sobre la izquierda, estuvo activo y acertado. Se desdibujó mucho en la segunda etapa: se equivocó con la pelota y tampoco controló los tiempos como hubiera necesitado su equipo.

Al dominio de Independiente le faltaba el acierto de Silvera, que desaprovechó dos situaciones de gol. Racing regalaba el primer tiempo. Replegado, sin iniciativa. Pasó de los planteos descompensados de Vivas a la contención que impone Russo. Entre un extremo y otro, lo que no varía es el déficit futbolístico. Racing no saca limpia la pelota desde atrás y en el miedo no hay quién ordene ni haga jugar. No es una función para Castromán, al que le falta capacidad para leer el juego y sustento físico. Así, Lugüercio se vio obligado a un gran desgaste lejos del área y la incidencia de Hauche fue mínima, bastante por debajo de las expectativas que despertó su contratación.

Fue un justo premio que Independiente se pusiera en ventaja con el penal de Gandín, que lo ejecutó con una serenidad impropia para el nivel de tensión que se vivía. Paradójicamente, lo peor se Independiente se vio a partir de la expulsión de Hauche. Se olvidó de jugar y pasó a sufrir porque Racing ganó en profundidad con los ingresos de Bieler y Steinert. Aveldaño agigantó los temores de los Rojos con un remate que dio en el travesaño. Gabbarini le tapó el empate a Bieler y Racing amenazaba con el juego aéreo en cada centro. Entró Patito Rodríguez, demasiado acelerado, y Gracián, demasiado estático. A Independiente le costaba hacer pie, salvo por la determinación de Mareque, uno de los pocos que soportaba el peso de un clásico en el que, entre tanta acusación encendida, se impuso el grito ganador de Independiente.

Primera expulsión para Patito Rodríguez
Se lo vio ansioso y acelerado, presionado por responder a la condición de gran promesa de Independiente y a las continuas indicaciones del Tolo Gallego. Con la pelota y en ataque, Patito Rodríguez se apuró en resolver. Sin ella, el volante de 19 años, en 25 minutos de juego, recibió la primera expulsión en 40 partidos en primera división.

MANCUELLO, AFUERA
Había tenido una molestia durante la semana y en la prueba de ayer por la mañana se resolvió que Federico Mancuello quedara al margen del clásico debido a una distensión en el isquiotibial izquierdo. Su lugar lo ocupó Fredes, que iba a estar en el banco y había sido titular frente a Vélez.

EL DATO
Racing sigue sin ganar en el estadio de los Rojos
La última victoria de la Academia en el ahora estadio Libertadores de América data del Clausura 2001, cuando se impuso por 1 a 0, con un gol de Maximiliano Estévez, de penal.

EL GESTO
Independiente apoyó al lesionado Martín Gómez
Independiente posó con una bandera que tenía una inscripción de apoyo al delantero Martín Gómez, que fue operado de una rotura de ligamente en la rodilla derecha y se perderá lo que resta del torneo.

EL DEBUT
Vallés, firme y decidido, se ganó a los hinchas
Suspendido Luciano Vella, en Independiente debutó Gabriel Vallés, el refuerzo que llegó de Godoy Cruz. El lateral, de 23 años, tuvo un muy buen rendimiento. Rápido en la marca y en los cierres, nunca perdió la posición ni se vio desbordado. Los hinchas aplaudieron varias de sus intervenciones.

EL GOLEADOR
Gandín, el hombre del éxito en los últimos dos clásicos
En el clásico del Apertura, el santafecino había hecho los goles (uno de penal) en el 2 a 1. Ayer volvió a ser decisivo y fue ovacionado por los hinchas.

Por Claudio Mauri
De la Redacción de LA NACION

Los jugadores y los dirigentes
Incidentes, pero dentro del estadio

Los nervios del clásico de Avellaneda se advirtieron dentro del estadio, pero no entre las hinchadas, sino entre los jugadores de los dos equipos y con los dirigentes de Racing, que sufrieron agresiones antes, durante y después del encuentro.

Los incidentes entre los futbolistas se produjeron al final del clásico, en el pasillo de salida del campo de juego, donde hubo un fuerte cruce verbal, con golpes de puño que no llegaron a destino. Walter Acevedo y Leandro Gracián ingresaron al acceso gritando “se van a la B “, y en ese momento se encontraron con varios jugadores de Racing que se habían demorado en abandonar la cancha: uno de ellos era Lucas Aveldaño. El defensor increpó a Gracián y a Acevedo y les habría arrojado algunos golpes que no llegaron a destino. Eso produjo un gran tumulto con varios jugadores, pero todo se calmó cuando intervino la policía.

También fueron agredidos un grupo de dirigentes de Racing por algunos hinchas de Independiente que estaban en una zona no permitida. Estos simpatizantes de los Rojos golpearon la puerta del palco donde estaban los dirigentes. Eso desencadenó la reacción de los que estaban dentro del palco, que salieron, corrieron a los hinchas y se enfrentaron a los golpes. Antes del encuentro también fueron maltratados el presidente Rodolfo Molina y el vicepresidente Pablo Podestá cuando se dirigían hacia el palco en cuestión. Por esos incidentes no se registraron detenciones.

Ante estas complicaciones que sufrieron los dirigentes de Racing, el presidente de Independiente, Julio Comparada, se acercó hasta el vestuario de la Academia para pedir disculpas, pero todo terminó en una fuerte discusión, insultos y lo invitaron a retirarse de la zona.

“Estoy hecho pelota; si les dijera que no sufrí, mentiría”

El Tolo Gallego fue sincero, pero también irónico cuando se refirió a Vivas, anterior técnico de Racing

Por Carlos Travaglini
De la Redacción de LA NACION

“Ya viene, ya viene, tengan paciencia”, era el mensaje de un allegado que prenunciaba el arribo del técnico de Independiente, Américo Gallego, a la sala de conferencia de prensa del estadio Libertadores de América. Los minutos transcurrían, la impaciencia se palpaba en el aire, como la de los fans que esperan la entrada de alguna estrella de rock, hasta que unos estruendosos aplausos provenientes del hall pegado a los camarines de los jugadores locales precedieron el arribo del Tolo, que regaló una amplia sonrisa que hacian que sus dientes blancos fueran lo más parecido a las teclas de un piano. “¿Escucharon esos aplausos, muchachos? Creo que fueron para mí”, dijo un distendido y feliz Gallego, en su entrada triunfal, que provocó sonrisas.

Luego se acomodó en su silla, y fue desgranando todas las sensaciones de un clásico que vivió a mil, propio de su visceral personalidad. “La verdad, estoy hecho pelota , si les dijera que no sufrí, les mentiría. Estoy contento, muy contento, por todas las cosas que se dijeron en la semana, y porque también en partidos oficiales nunca perdí contra Racing. El primer tiempo de Independiente fue muy bueno, el 1-0 fue justo, más allá que desde la posición en la que estaba no advertí si fue o no penal. En el segundo tiempo no supimos manejar la pelota, nos tiramos demasiado atrás. No me gustó que después de quedar con un jugador más por la expulsión de Hauche nos quedamos sin volumen de juego. Nosotros mismos nos complicamos; por eso sufrimos hasta el minuto 94. Además, si hubiésemos pensado un poquito en cada contra, era para terminar el partido con una goleada”, dijo Gallego.

Gallego reconoció que la derrota ante Vélez por 3-0 golpeó fuerte al plantel. Por eso, previo al clásico apeló a un discurso motivador hacia sus dirigidos. “Perder con Vélez nos sirvió para entrenar mejor en la semana y esta vez en la charla técnica les hablé a los jugadores de la familia y también de lo que pasó en Chile, porque como dije el otro día, la responsabilidad y la presión la tiene el que se levanta a las cuatro de la mañana para trabajar. Ellos tienen que dedicarse a jugar al fútbol y cuidarse”, expresó el Tolo.

Gallego utilizó la ironía para referirse al anterior técnico de Racing, Claudio Vivas, y elogió a Miguel Angel Russo. “En la 6» fecha le dije “te espero Vivas” ¿Ustedes lo vieron por algún lado? Miguelito (por Russo) es un amigo. Estoy seguro de que lo va a dar vuelta”, manifestó Gallego.

Ahora, el próximo rival será Tigre. “Todos los equipos de Caruso son complicados. Si queremos estar en la pelea, no queda otra que ganar”, dijo el DT.

El primer clásico en el Libertadores de América
El estreno no podía ser mejor

Como un hormiguero que poco a poco va colmando su capacidad, los miles de hinchas de Independiente mostraron desde temprano su ansiedad por decir presente en el estadio Libertadores de América, que desde su remodelación ayer cobijaba por primera vez el clásico ante Racing. Nadie quiso perderse la fiesta. Esa pasión que se transmite de generación en generación se reflejó en esa marea roja que abarcaba las banderas, las camisetas, los disfraces más ocurrentes, los cuernos del diablo y todos los elementos relacionados con mostrarse como un auténtico hincha de los Rojos.

Las banderas para burlarse del mal momento del rival de siempre relucieron en varios sectores del estadio. La más notoria decía: “Racing, 35 años de amargura, 9 de quiebra, 3 de intervenciones, 3 descensos y una Promoción, felices bodas de oro a mi hijo bobo”.

El momento de mayor euforia se vivió con el penal cambiado a gol por Darío Gandín. El “se van para la B, se van para la B”, sonó más fuerte que nunca en el estadio Libertadores de América.

Los 3500 hinchas de Racing, inferiores en número, de todos modos no se quedaron atrás en el aliento cuando la Academia presionó sobre el final y estuvo cerca de la igualdad. El folklore del clásico dijo presente en otro capítulo del eterno clásico.

Fuente: La Nación

Independiente 1 - Racing 0
Apenas un penal para marcar la diferencia
EL ROJO VENCIO A RACING POR ESA VIA EN EL LIBERTADORES DE AMERICA

El único gol del clásico fue marcado por Gandín, luego de que Lluy tocara la pelota con el brazo dentro del área. La paridad entre ambos fue el punto más destacado del partido. Hauche y Rodríguez se fueron expulsados.

En un partido parejo en donde un empate hubiera sido lo más justo por lo que mostraron los dos durante los 90 minutos, Independiente tuvo mayor fortuna y venció 1-0 a Racing en el primer clásico jugado en el Libertadores de América. Con gol de Darío Gandín, quien volvió a convertirse en verdugo de Racing, el local quedó a un paso de la cima del torneo Clausura. Por su parte, el equipo de Russo, que hubiese merecido tener mejor suerte, quedó a un paso de zona de descenso directo. Racing arrancó con todo. Es que en menos de un minuto de juego, Yacob tuvo dos claras oportunidades para abrir el marcador. Primero, con un remate desde afuera del área que Gabbarini mandó al corner. Y después, en la jugada posterior, con un cabezazo que se estrelló en el travesaño. Sin sentirse amedrentado por el comienzo del equipo de Russo en el partido, Independiente respondió rápido con un remate de Gandín que se fue cerca del palo izquierdo del arquero De Olivera.

Luego de verse sorprendido por el inicio de Racing, el equipo de Gallego ganó terreno en el campo de juego, sus volantes se afirmaron en la marca y comenzaron a circular mejor la pelota. Esa presión en el mediocampo le permitió tener el control de juego y generar varias situaciones para marcar el primer gol del encuentro. Mareque, quien se vio beneficiado por un mal despeje de Aveldaño para quedar libre dentro del área, tuvo su chance pero el remate se fue muy desviado. El goleador Silvera también pudo abrir el marcador, ya que tras un preciso centro de Piatti, su cabezazo se fue cerca del palo izquierdo del arquero de Racing.

Con el correr de los minutos, el trámite del juego se fue emparejando. Racing logró acomodarse un poco mejor en la mitad de la cancha, mientras que Independiente, que era más ordenado, perdió algo de firmeza en la marca, lo que le permitió al equipo de Russo emparejar el juego. A partir de ahí, ninguno lograba imponerse. Las situaciones claras se convirtieron en remates de media distancia, sin mucha trascendencia.

Sin embargo, cuando todo hacía parecer que el primer tiempo iba a terminar en empate, a los 40 minutos, Lluy cometió un penal, que Gandín, con sutil remate al palo izquierdo del arquero De Olivera, facturó para marcar el 1-0.

Pese a que el gol sobre el final del primer tiempo fue un golpe duro para Racing, en el complemento, la Academia salió decidida a buscar el empate. Y a los nueve minutos, Hauche tuvo en sus pies una clara situación para marcar la igualdad, ya que luego de que Lugüercio peleara la pelota y lo dejara solo, el ex Temperley definió mal ante la salida de Gabbarini. Cinco minutos más tarde, Hauche se fue expulsado por una dura patada hacia Acevedo. De todas maneras, Racing siguió buscando el empate, y a los 24 minutos, Aveldaño estrelló un violento remate en el travesaño, luego de que Gabbarini rozara la pelota para desviarla. Inmediatamente, Cahais tuvo otra chance, pero su cabezazo se fue por encima del travesaño.

Bieler también tuvo su chance, pero Gabbarini desvió el remate al corner. Racing buscó por todos lados el empate, pero el festejo fue para Independiente, que pudo gritar por primera vez en su casa remodelada ante el máximo rival.

SINTESIS DEL PARTIDO

“Vamos a estar en la pelea”

El entrenador de Independiente, Américo Gallego, expresó anoche su felicidad por haber ganado el clásico ante Racing, y aseguró que su equipo va a estar “en la pelea” del Torneo Clausura, aunque admitió que para seguir por el buen camino tienen que ganarle el miércoles próximo a Tigre. “Estoy contento por el triunfo. Hicimos un buen primer tiempo y no sé la razón por la que en el segundo nos metimos tan atrás. Vamos a estar en la pelea, pero para eso hay que ganarle a Tigre”, sostuvo el director técnico en conferencia de prensa. Gallego valoró el triunfo por haberlo conseguido luego de la dura derrota 3-0 ante Vélez, y resaltó que si Racing conseguía el empate Independiente quedaba fuera de la lucha del campeonato. “Perder con Vélez nos sirvió para entrenar mejor en la semana y esta vez en la charla técnica les hablé a los jugadores de la familia y también de lo que pasó en Chile, porque como dije el otro día, la responsabilidad y la presión la tiene el que se levanta a las cuatro de la mañana para trabajar. Ellos tienen que dedicarse a jugar al fútbol y a cuidarse”, comentó.

A los golpes en el túnel

Los jugadores de Independiente y de Racing se trenzaron ayer a golpes de puño luego de jugar el clásico en el Estadio Libertadores de América, cuando iban camino a sus respectivos vestuarios. La parte final del partido se jugó en un clima caliente y tenso, que fue decorado con las expulsiones de Gabriel Hauche (Racing) y Patricio Rodríguez (Independiente), y cuando finalizó el encuentro los futbolistas visitantes no se aguantaron las cargadas de sus rivales y los esperaron en el túnel para repudiarlos. Los planteles fueron separados rápidamente por personal de ambos conjuntos y se metieron en los camarines para bañarse, bajar los decibeles y volver a la calma.

Fuente: Página 12

Independiente 1 - Racing 0
Armó una gran fiesta con un gol de penal y con poco fútbol
Gandín, en el primer tiempo, selló el sufrido triunfo. Racing pudo haberlo empatado en el segundo período.

Un gol, de penal. Ese es el registro para guardar en el archivo de los corazones. En la emoción, los de Independiente, que gustan del triunfo, formatean su disco rígido porque saben que aquello del comienzo del partido con Ignacio Piatti y su libre inspiración queda en el imaginario. En el desencanto, los de Racing, viendo un equipo que juega definitivamente mal pero que pega dos tiros en los palos de Adrián Gabbarini. En este clásico de Avellaneda, de juego en migajas y suma de miedos, los dirigidos por Américo Gallego se quedan con la fiesta, interminable.

El origen de una identidad, la insinuación de lo que pretende un equipo, queda al desnudo apenas se mueve la pelota. Independiente sale a jugar con argumentos en la tenencia del balón; Racing sale a no perder. Sin embargo, de entrada, es Claudio Yacob el que asume un protagónico con un remate desde afuera del área que tapa Gabbarini y un cabezazo que pega en el travesaño. Lejos de una realidad, la ficción de ser audaz se esfuma en menos que un té. Piatti, como animador del juego, y los intérpretes de una idea escrita en la que se le pone resaltador a Gabriel Vallés, Lucas Mareque –clara intención de jugar por las bandas– y Walter Busse, hacen que Independiente sea autónomo en su función. Este equipo no muestra relación de dependencia en esos buenos ratos de la primera etapa en la que, al margen del 1 a 0, saca una distancia intelectual capaz de anunciar un resultado abultado.
En el plan Russo, el equipo juega a la velocidad y la voluntad de dos delanteros. Se renuncia a la elaboración –no encuentra un pasador de pelotas y encima Sebastián Grazzini está suspendido– y en su aventura le pone un poroto a Lucas Castromán para ser enganche. Pero ese papel que no asoma en el fútbol argentino –¿quién más allá de Riquelme?– al ex Vélez le cambia inexorablemente la ecuación, la cancha, el panorama. Entonces, Racing solamente es un pelotazo a la nada, un remate de lejos en su impotencia y no más.

¿Qué lectura del partido se hace desde el banco de los suplentes? Russo mueve fichas, ubica a Braian Lluy de lateral izquierdo a volante derecho, pone a Matías Cahais y saca a Martín Wagner. ¿Qué se busca? Nada cambia. Hasta que Gabriel Hauche se va expulsado y, al menos, esa vergüenza sale a relucir en el Libertadores de América. ¿Cómo no pensar que, con uno menos, del otro lado se viene el toqueteo? Si Gallego manda a Patricio Rodríguez y luego a Leandro Gracián para armar asociaciones con fines de lujo. Toda esa evaluación se va a marzo o queda previa. Desde ese momento, se viene Racing. Con el alma, pero va.
Lucas Aveldaño, lanza en mano, trota con pelota dominada, se anima, le pega al arco y el travesaño, otra vez, la devuelve. Cahais, al rato, mete la cabeza y el balón le respira en la nuca a la red. Damián Steinert arma una jugada –una para Racing– y Gabbarini se lo tapa a Bieler. El final es emotivo; el partido, ordinario. Un gol, de penal, y corazones latiendo fuego

Por: Marcelo Máximo

LOS JUGADORES SE CRUZARON CAMINO AL VESTUARIO Y SE ARMO UN TUMULTO
Trompadas en la platea, manotazos en la manga

QUEJA. LOS RECLAMOS A PITTANA POR EL PENAL. LUEGO, EL FINAL, FUE CALIENTE.

Lo caliente de este clásico, ese que elevó su tono en la semana con declaraciones cruzadas entre dirigentes, tuvo su momento de tensión en la tarde de Avellaneda. Primero, cuando los dirigentes de Racing que asistieron al estadio tuvieron que caminar -con custodia, claro- por los accesos del público de Independiente, siendo insultados y hasta con alguna agresión. Después, ya ubicados en un lugar especial del estadio, se vivieron los picos de tensión. Incluso, hubo golpes de puño. Mientras tanto, abajo, ahí en el campo de juego, también los jugadores se cruzaron en la manga que conduce hacia los vestuarios del nuevo estadio. Cuentan que Lucas Aveldaño se enojó con Leandro Gracián y le fue a recriminar una jugada en la que el ex Boca y Vélez pisó la pelota. Entonces, empezaron los manotazos entre varios, aunque todo se calmó con la intervención de los colaboradores de ambos cuerpos técnicos.

“Yo estaba festejando con mis compañeros, y cuando entré a la manga me quedé sorprendido. ¿Qué quién ganó los puntos ahí? Eso queda para el vestuario, o preguntenlé a William Boo”, comentó Walter Acevedo, quien, ante la pregunta por la expulsión de Hauche, mostró el planchazo en la pierna.

Los condimentos extras de este partido salieron a relucir. Entre acusaciones por los arbitrajes, venta de entradas caótica y el resultado, el cóctel quedó armado. Miguel Angel Russo, en tanto, dijo: “El penal lo cobra el línea, la verdad es que desde mi lugar es difícil verlo, hasta ahí era parejo. Duele perder el clásico”.

AMERICO RUBEN GALLEGO TUVO UN DESAHOGO LLENO DE SONRISAS
“Sufrí hasta el minuto 94″

Se le escapa una sonrisa bien blanca y algo socarrona. No lo puede evitar, lógico. Su Independiente se quedó con el clásico. Y la alegría, entonces, no tarda en hacerse piel y hueso en Américo Gallego. “Estoy muy contento porque se había hablado mucho en la semana …”, arrancó, distendido. “Sabía que si empatábamos nos quedamos afuera de todo. Ahora, definitivamente, vamos a estar en la pelea”, confesó. Y, de inmediato, con risas de por medio, añadió: “¡Sufrí como loco, hasta el minuto 94! Igual, está claro, si pensábamos un poquito el partido terminaba en goleada”.

Gallego sabe y muy bien que ayer su equipo superó una prueba de fuego. “Para ellos es una derrota muy dura. ¿Cómo vi el partido? Creo que hay que dividirlo en dos partes: primero, Independiente hizo los méritos suficientes para irse 1 a 0. Pero en el segundo tiempo no tiramos atrás. No sé por qué. Encima, no tuvimos volumen de juego, algo raro en nosotros …”, analizó preocupado el Tolo.

Después, en relación al escenario del partido, aseguró que “mis jugadores se sienten más cómodos, todos quieren jugar en el Libertadores. Gandín hizo todos los goles acá, je”. Eso sí, más tarde, dejó claro su fastidio para con el expulsado Patricio Rodríguez. “Ya lo voy agarrar en la semana, je”. Igual, el Tolo estaba feliz. Por eso, recordó su paternidad sobre Racing. Por eso, también, bromeó: “Se acuerdan que en el verano dije que los esperábamos en nuestra cancha ¿No sé que pasó? No vino Vivas, ja …”

Y al irse avisó: “Creo en Independiente. Tenemos chances”.

LA COSTUMBRE DEL GOLEADOR
Gandín, el verdugo: “A Racing lo tengo de hijo”

IMPLACABLE. GANDIN GRITA SU GOL, EL DEL TRIUNFO. NACHO PIATTI SE PRENDE.

No hay caso. En Mar del Plata, a unas cuadras de la cancha de Independiente, en Salta (aunque el árbitro Sergio Pezzotta este verano no le convalidó uno por un offside inexistente), en el renovado Libertadores de América o en donde sea, Darío Gandín es el clásico verdugo de Racing. Le había hecho goles en los últimos enfrentamientos. Y ayer, como no podía ser de otra manera, volvió a repetir esa sana costumbre: El Chipi, de penal, anotó el gol que definió el duelo barrial.
Precisamente, hace una ronda, en Racing, este santafesino de 26 años comenzó a enamorar a la gente de Independiente. Ese día, el 27 de septiembre, anotó por duplicado (uno a la carrera y el otro también de penal) y fue el héroe de la victoria en casa ajena. Hasta ahí, la cosa no venía del todo bien para el santafesino.
Hoy, además de ser el máximo anotador de su equipo en la temporada (con el de ayer acumula 2 en este Clausura y 10 en el Apertura), es el capitán del equipo de Gallego. “Es todo un orgullo poder llevar la cinta”, suele decir Gandín, quien, pese a que ayer no se lució, resultó determinante porque con su gol esta vez sí Independiente puede ilusionarse en grande.
¿Fue un partido bastante similar al del Apertura, no?
Sí, es cierto. No sé por qué tuvimos que sufrir tanto. En el clásico anterior pasó lo mismo: en el primer tiempo merecíamos irnos con tres goles de ventaja y en el segundo la pasamos mal…

¿Y por qué les pasó eso?
Ellos se encontraron en desventaja, y con un jugador menos, y se la jugaron. Salieron a apretarnos unos metros más arriba y nosotros no pudimos acertar en las contras. Fallamos ahí. Si metíamos una, se acababa el partido.
Parece que te gusta y mucho el papel de verdugo…
Sí, ja… Por suerte a Racing lo tengo de hijo, últimamente me va muy bien. Sé que la gente disfruta mucho de estos triunfos, no se los olvida. Y a nosotros nos sirven para crecer, para confiar en nosotros mismos y para meternos de lleno en la pelea por el título.
¿Este es el triunfo que necesitaban para sacar chapa de candidatos?
Me parece que sí. Ganar el clásico te da un plus. Independiente viene haciendo un buen torneo. Arrancamos muy bien, pero recibimos un duro golpe contra Vélez en la fecha pasada. El grupo, después de esa derrota, necesitaba levantarse y ganar este encuentro de cualquier modo. Ahora vamos por más, por mucho más.

Por: Fernando Gourovich

De punta en Avellaneda

Dos bajas importantes para Miguel Angel Russo de cara al partido del martes, cuando Racing enfrente a Huracán por la 7ª fecha del Clausura. Gabriel Hauche, expulsado por una dura patada a Walter Acevedo, y Adrián Lucero por llegar a la quinta amarilla.

Desde el 12 de noviembre de 2006 Independiente no jugaba en su casa ante Racing. Y, como en aquel Apertura, ayer también ganó. Esa tarde, dos goles de Montenegro le dieron el 2-0 en un clásico suspendido por incidentes.

El único que dio la cara después de la derrota fue el entrenador de Racing, Miguel Angel Russo y dijo: “En el primer tiempo el rival tuvo la posesión del balón. Luego, en el segundo, tuvimos la mejores situaciones de gol”.

Dos espectadores de lujo hubo en el Libertadores de América en la platea local: Ricardo Bochini y Gastón Gaudio. El ex jugador de Independiente asistió por primera vez. En las primeras fechas del campeonato no estuvo presente debido a la mala relación que mantiene con el presidente Julio Comparada.

Si en la semana previa al clásico 4.500 entradas fueron destinadas a Racing, ayer por la tarde se vio todo lo contrario. Hubo más gente de lo previsto, y los hinchas visitantes expresaron su desencanto por el poco espacio cedido y por eso rompieron el vallado para ocupar toda la popular.

Los hinchas de Independiente se dieron el lujo de desplegar la bandera que donó el Kun Agüero. En las primeras fechas lo habían hecho, no con mucho éxito, ya que la tela sufrió varios cortes y roturas, pero esta fue la excepción y lo disfrutaron con un triunfo.

Fuente: Clarín

Independiente 1 - Racing 0
Independiente sólo se limitó a cumplir con la rutina
El clásico de Avellaneda volvió a ser para el Rojo: le ganó a Racing con un penal, después administró la ventaja, aunque sufrió mucho

Una mano infantil de Lluy al final del primer tiempo le permitió a Gandín marcar de penal. Con el 1-0 a favor, el equipo de Gallego se echó atrás y pese a ser superior estuvo al borde de que le igualaran.

El rey de Avellaneda sigue siendo el mismo. Todavía existen diferencias entre los vecinos para que ese liderazgo se modifique. Independiente, a pesar de sus vaivenes en el campo, demostró ayer que es superior a Racing: sufrió, es cierto, pero su buen primer tiempo le alcanzó para ganarle al rival de siempre –como casi siempre– por 1-0.

El lado rojo de la ciudad festejó el triunfo en el clásico por primera vez en casa nueva. Los albicelestes, en cambio, sufrieron otro golpe que empieza a desesperarlos: con la derrota en el Libertadores de América, el equipo de Miguel Ángel Russo se incrustó en la promoción. Y corre el riesgo de quedar a un punto del descenso directo si Gimnasia y Esgrima La Plata supera hoy a River.

En el inicio hubo una ilusión óptica. Un espejismo. En los primeros dos minutos, Racing se convirtió en un conjunto ambicioso, osado, que parecía no tener consideración del entorno –30 mil hinchas rojos que tapaban cualquier cántico de los cuatro mil visitantes– ni de las circunstancias. Hasta resultaba emblemático: su capitán y referente, Claudio Yacob, hizo esforzar a Gabbarini; en la jugada siguiente, el mismo mediocampista cabeceó al travesaño del arco de Independiente y no fue gol por milagro.

Pero fue sólo eso. Los dirigidos por Américo Gallego comenzaron a adueñarse de la pelota, lo que originó un mayor trabajo de creación para Ignacio Piatti, a quien con regalar algunos minutos de su talento por partido le alcanza para seducir a quien quiera.

¿Racing? No hubo más noticias del que simuló ser en los segundos inaugurales y comenzó a parecerse mucho al de otros fines de semana: erraba pases, sus líneas estaban inconexas, y Hauche y Lugüercio en vez de desequilibrar en los últimos metros tenían que bajar hasta la mitad de la cancha para encontrarse con la pelota.

Encima, Gandín y Silvera, con poquito, se las ingeniaban para complicar a Roberto Ayala –¿qué le pasa a Ayala?– y compañía. Gandín avisó con un remate. Y a Silvera no le salía una: cabeceó un centro perfecto y tiró una volea a la tribuna.

El dominio se legitimó en el marcador luego de una tonta intervención de Brian Lluy, que tocó la pelota con el antebrazo izquierdo mientras luchaba con Gandín con Aveldaño de espectador. Fue penal, aunque en el estadio –y en especial en la garganta diabólica y panóptica donde se ubican los periodistas– quedó todo tan lejos que nadie sabía muy bien qué había cobrado el árbitro Néstor Pittana. Gandín tomó la pelota, se paró frente a De Olivera y tocó con una elegancia impropia de estos clásicos, tan contaminados por los nervios y la vorágine.

Si los hinchas de Racing pretendían un cambio en el segundo tiempo, el mensaje de Russo no fue muy alentador. El DT académico sacó a Wagner y puso a Cahais. Y Racing, que debía buscar el empate, siguió sin conectarse. Todo se nubló cuando Pittana expulsó a Hauche por una plancha contra Acevedo. Había una intuición colectiva de que Silvera o Gandín, o cualquier con camiseta roja, iba a estirar la ventaja de un momento a otro. Pero justo ahí, con Racing impotente, Independiente exhibió su ciclotimia: insólitamente replegó a sus laterales (Vallés y Mareque) y se dejó apurar por la presunta inocuidad de Racing, que con un hombre menos generó más chances que con 11. Primero fue Aveldaño con un bombazo que pegó en un ángulo. Hubiera sido un golazo. Después, Cahais, con un cabezazo que pasó cerquita, y, finalmente, con un tiro de Bieler que despejó Gabbarini.

Hasta ahí llegó la fuerza racinguista. Ya sin más ideas para generarle algún riesgo, el visitante se rindió. Independiente, si no fuera por la imprecisiones del Patito Rodríguez (ingresó por Hernán Fredes) en los metros finales, hubiera terminado con una ventaja mayor. Fue como un golpecito en la espalda, un gesto para no empeorar aún más el presente de su rival. Total, las diferencias entre unos y otros ya estaban más que claras.

Vallés aprobó

Gabriel Vallés tuvo un feliz debut con la camiseta roja. No es poco tratándose de una primera vez, justamente, contra Racing. El mendocino, de 23 años, clausuró a Lugüercio, fue salida por el lateral derecho y hasta repitió las llegadas al área contraria.

Fuente: Crítica de la Argentina

Independiente 1 - Racing 0
"Con esos p... no jugamos nunca más"
Independiente volvió a quedarse con el clásico de Avellaneda en lo que fue la vuelta a casa. En el Libertadores de América despachó a Racing, se acercó a la punta y de paso le dio un empujoncito más a los de Russo que se hunden en la Promo.

La fiesta fue toda de la gente del Rojo. Color y más color, aliento, festejo, goce, sufrimiento en el final, pero más festejo con el pitazo final de Pittana. Esta vez no hubo gran demostración de fútbol, pero ante un rival mezquino, que nunca controló la pelota y que salió a jugar pensando en el punto al equipo del Tolo le alcanzó con un buen primer tiempo y un gol que llegó de penal, bien sancionado, para abrir el camino a un nuevo triunfo clásico. Y van...

Los primeros minutos fueron de Racing, con un cabezazo en el travesaño y una atajada de Gabbarini, quien respondió dejando atrás la magra imagen con Vélez, pero después Independiente tomó el control. Es cierto que Acevedo ya no brilla, pero con Racing tomó las riendas pese a que no era una misión fácil y desde allí el local hizo negocio por izquierda con Nacho Piatti, Mareque y el resistido Fredes. Generó varias, pudo haberse puesto en ventaja antes, pero de tanto buscar obligó a que Lluy cometiera una mano penal y el Chipi, lengua afuera, festejó la apertura del marcador cunado se moría la primera mitad.

En el complemento la mano cambió más que nada porque el Rojo quería ese gol de calidad y porque Piatti bajó su rendimiento. La visita creció con pelotazos y, pese a que se ganó, el Tolo sigue haciendo mal los cambios. Porque con el rival en inferioridad numérica volvió a dar el partido por ganado y mandó a la cancha a un Pato Rodríguez que no juega para el equipo sino para él mismo. Y de esa manera igualó las cosas, le dejó la puerta abierta al milagro de Racing. Encima Acevedo debió salir por lesión y todo se complicó un poco más.

Racing tuvo un par para igualar pero Gabba en complicidad con el travesaño le dijeron que no. Independiente terminó festejando un nuevo triunfo ante el clásico rival que lo deja a un solo punto del líder, Colón, y que sepultó a Racing en la zona de Promoción con serio riesgo de quedar en descenso directo. Por eso la gente se despidió de La Academia al grito de "olé, olé, olé, olé, olá, con esos p... no jugamos nunca más".


Fuente : Rojonews