INFO C.A.I. _ 24-02-2013

martes, 29 de septiembre de 2009

Las fiestas de Independiente siguen en Avellaneda, en la casa del vecino (La Nación)
Combate el desarraigo por la prolongada remodelación de su estadio con la alegría de haberle ganado el clásico a Racing por 2 a 1, en el Cilindro.

Por Claudio Mauri
De la Redacción de LA NACION

Aunque la remodelación de su estadio lo obliga a un prolongado desarraigo, las mayores alegrías de Independiente siguen estando en Avellaneda. En la cancha de su vecino, más precisamente. En estos momentos, es el lugar ideal y preferido para recuperar el orgullo y la ilusión que en los últimos tiempos estuvieron tan vapuleados. Independiente volvió a sentirse grande, por el triunfo y algunos indicios futbolísticos, ante un Racing que se empequeñece y sufre. El resultado estableció una justa diferencia entre un equipo que está asomando la cabeza del pozo y otro que se revuelve en las profundidades de su propio hoyo.

Sólo la impericia de Independiente para rematar a un rival colectivamente descompuesto mantuvo la incertidumbre por el resultado hasta el final. A fin de cuentas, el conjunto de Gallego tampoco está lo suficientemente maduro y consolidado como para no dejarse impresionar un poco por lo único que entregó Racing: cierto arrojo y vergüenza deportiva.

Así como Gallego parece que le va encontrando la punta del ovillo al armado de su equipo, Caruso Lombardi se enreda cada vez más en su madeja. Independiente funcionó mejor que Racing, especialmente en el primer tiempo. Se movió con naturalidad y fluidez desde la defensa hasta al ataque. Fue más ordenado para controlar la pelota y quedarse con la mayoría de los rebotes. Contó con jugadores de rendimiento interesante en las tres líneas. Matheu dirigió la defensa con personalidad y firmeza en la marca; Acevedo hizo bien los deberes de volante central: quitó y aseguró el pase; a Busse hay que seguirlo: no abundan volantes con su dinámica y no desatiende las labores grupales; Gandín cumplió como goleador y se integró al circuito, y hasta Silvera dejó a un lado su abulia habitual y se comprometió con las necesidades del equipo.

Independiente, aunque no le sobre mucho, al menos respeta algunas cuestiones básicas que hacen a los buenos equipos: circulación de la pelota y llegadas por los costados. Enseguida sacó provecho de una penetración de Busse por la derecha, cuyo centro dejó pasar Silvera como maniobra distractiva para que Gandín definiera por detrás. El clásico había empezado movido y no decayó en intensidad, más allá de imperfecciones y errores. El estado del campo estaba muy rápido por la lluvia y no faltaban resbalones y malos cálculos.

El momento de Racing es delicado, preocupante. El peor desde que Caruso Lombardi está al frente del equipo. Del anterior Clausura al actual Apertura, el equipo fue resignando de todo un poco. Lo principal, varias individualidades que habían sido importantes, como los transferidos Zuculini, Sosa y Shafer, a los cuales hay que sumarles las bajas circunstanciales por lesión (Yacob y Lugüercio). El radar de Caruso Lombardi para detectar refuerzos en la periferia del fútbol grande parece haberlo llevado a algunas elecciones equivocadas.

Más allá de los nombres, Racing también da la sensación de haber dejado por el camino la fuerza de espíritu que lo llevó a escapar del descenso y la promoción. Dejó de ser rendidor en las cuentas; pasó a ser deficitario. No tiene la solidez de hace unos meses ni tampoco sabe interpretar el papel más ambicioso que se impuso en la última semana. El técnico cambió el sistema y al equipo se lo vio quebrado, lento y sin ideas.

Sin generación de juego en el medio, Racing empujó como pudo. Lo hizo con muchos tiros libres en forma de centro, pero estuvo tan descompensado que varios de ellos se transformaron en contraataques con superioridad numérica para Independiente, que desperdició varias ocasiones. Necesitó del penal convertido por Gandín (falta de Aveldaño a Mareque) para ampliar la diferencia.

Racing intentó recomponerse con varios retoques tácticos: Lluy pasó a la izquierda para tapar a Busse y armó una línea de cuatro; entró Falcón y Ledesma, que jugó más adelantado por la izquierda, descontó con un cabezazo. Independiente ya no se sintió tan seguro; ingresó Pusineri para sostener el medio campo. Y Gallego volvió a jugarse la carta de Gómez, un torpedo que fabrica no menos de tres situaciones de gol por partido, ayer todas desaprovechadas. No lo lamentó Independiente, que mientras espera volver a su casa vivió una gran fiesta en la del vecino.

LO NEGATIVO
La Academia sólo suma tres goles en seis cotejos
Es muy baja la efectividad de Racing. El tanto de Ledesma se suma al de Ramírez (1-1 vs. Colón) y el de Maldonado en contra (1-1 vs. Gimnasia).

EL DEBUT
Los primeros minutos para Damián Steinert
El ex Newell?s debutó en Racing. Entró a los 20 minutos del segundo tiempo y se lo vio impreciso y nervioso en la función de enganche.

EL ARBITRO
Laverni no fue estricto con la pérdida de tiempo
Gabbarini mereció ser amonestado por demorar los saques de arco. También debió mostrarle la segunda amarilla a Matheu.

El primer clásico que se le escapa a Caruso en Racing

Desde que llegó Caruso a Racing disputó cinco clásicos y ante los Rojos perdió por primera vez un choque de esta categoría. Antes logró éxitos con River (1-0) y Boca (3-0) y empató con San Lorenzo (1-1 y 0-0). Además, es la primera vez que Caruso, en su carrera, acumula seis partidos sin ganar.

Vuelve Wagner ante los rojos, pero en la reserva

El volante central Martín Wagner ya está recuperado (sufrió una fisura en el peroné) y volverá a jugar en el clásico de reserva que se disputará pasado mañana, a las 15, en el Cilindro de Avellaneda.

El capitán elegido por el plantel: Lucas Aveldaño

Ante la ausencia de Pablo Lugüercio, lesionado, el plantel eligió a Lucas Aveldaño para que lleve la cinta de capitán.

Nievas, el goleador de las inferiores, no llegó a debutar

Brian Nievas, de 19 años, es el goleador de las inferiores de Independiente, por eso Gallego lo llevó al banco de los suplentes y vistió la camiseta número 32.


Tolo: la sonrisa que buscaba

Sin dejar de gesticular, Gallego vivió todo el partido pegado a la línea de cal. Solo se distendió cuando la victoria ya era una realidad

El triunfo sobre Racing llenó de optimismo al técnico de Independiente, que vivió el partido con particular ansiedad; ahora, se ilusiona con pelearle el torneo al líder, Estudiantes

Por Mariano Cattáneo
De la Redacción de LA NACION

La sonrisa imborrable cerró una tarde de extrema intensidad. Inquieto, concentrado, ansioso, Américo Gallego vivió el clásico como si del éxito en ese partido dependiera el futuro de su Independiente. Con el triunfo asegurado, llegó la primera apreciación para lo que viene, en clave optimista: “Nosotros teníamos que ganar porque si perdíamos quedábamos a nueve puntos de Estudiantes. Ahora estamos a seis”.

Para el Tolo, el triunfo parece haber dejado atrás los nubarrones que hasta no hace mucho él mismo descubría en el horizonte. Fiel a su cambiante estado de ánimo, el entrenador ahora sueña con la pelea grande, aunque reconoce que a este equipo aún le quedan muchas cuestiones por resolver.

El de ayer era un partido especial. El clásico podía ser la oportunidad de demostrar (y demostrarse) que Independiente pretende escapar, de una vez por todas, de esa ambigüedad en la que lo colocó su irregularidad. Y Gallego se ocupó de remarcarlo al terminar el partido. “Alguien habló de que si nos ganaban quedábamos a dos posiciones del descenso. No hay que hablar. Yo dije que iba a contestar después del partido y ahora les estoy contestando”, dijo el Tolo, con el gusto de la revancha en los labios.

En el Cilindro de Avellaneda, su show había comenzado con el inicio mismo del partido. Parado sobre la línea de cal, su repertorio de gestos acompañó cada movimiento de sus jugadores y, lejos de tranquilizarlo, los goles de los Rojos parecieron acentuar su histrionismo.

Luego reconocería que, pese a la ventaja, temía por la reacción de Racing. “Fuimos superiores en el primer tiempo y estaba bien el 2 a 0. Pero sabíamos que se nos iban a venir con sus armas, que ya sabemos que son los centros al segundo palo. Y nos complicaron por ahí”.

También tuvo tiempo para vivir en primera persona un particular duelo con Caruso Lombardi, al que siguió de reojo. Al final del partido le contestaría al técnico de Racing, que en la semana había dicho irónicamente que Independiente no es el Bayern Munich. “No somos el Bayern, pero en el primer tiempo jugamos como el Barcelona”, dijo Gallego, aunque enseguida intentó bajar el tono: “No me puedo enojar con Caruso, él vive así. Dijo que iban a ganar 2 a 0, ¿no? Bueno, se equivocó, mala suerte. No hay problemas”.

Cuando los locales buscaban desesperadamente la igualdad, el Tolo intentó encontrar oxígeno con los ingresos de Pusineri, Martín Gómez y Nuñez. Tan cierto es que pudo liquidar el partido antes de tiempo, pero tuvo que sufrir con esos centros de Racing que no le daban respiro. Por eso, cuando el arbitro adicionó cinco minutos, estalló nuevamente en gestos y quejas. Fue su último acto.

Tras el pitazo final, festejó de cara a la platea y al banco de suplentes de Racing. Y se preocupó por abrazar, uno por uno, a todos sus jugadores. A partir de ese momento, la tensión le dejó paso a la más amplia sonrisa.

Distendido, aceptaría que no lo había vivido como un partido más: “Esto se vive de manera especial durante la semana. Si perdés, ya en el peaje te empiezan a verduguear : ?¡Eh, perdiste otra vez!´. Me imagino que mañana no tendré que pagar en el peaje, ja”. Antes de irse, le quedó tiempo, incluso, para referirse al presente del rival. “¿Si le dejé un problema a Racing? Ya demasiados problemas tenía. Imaginate ahora”, disparó.

Es consciente el Tolo de que Independiente tendrá que mejorar en su juego si quiere aspirar seriamente a estar en la pelea grande. Pero sabe también que ayer venció en el partido que todos quieren ganar. Y eso, para él, justifica su sonrisa, que por ahora no piensa borrar.

10 puntos tiene Independiente tras 6 fechas. En todo el Clausura acumuló 21.


Gandín, en un mes, hizo más que en la temporada pasada

La figura del clásico suma cinco goles en seis partidos, contra los tres que había convertido en el ciclo anterior.

En seis partidos (sólo disputó tres de manera completa) del Apertura, Darío Gandín ya hizo en Independiente más goles que en toda la temporada anterior, en la que intercaló tres aislados festejos durante los 28 encuentros en que participó. Ahora ya tiene cinco (dos penales) y es el goleador del equipo. Sólo no marcó frente a Newell?s y Vélez. Había dejado huella en el marcador ante Atlético Tucumán, Godoy Cruz y Estudiantes, pero ninguno tuvo tanta repercusión y valor como los dos que concretó en el clásico de ayer con Racing.

El delantero que llegó de Colón se hizo cargo de la deuda que arrastraba. “Los hinchas tenían razón cuando me criticaban en el campeonato pasado, ya que mi rendimiento no era bueno. Ahora estoy demostrando que puedo rendir mucho”, comentó ayer Gandín, que en diciembre cumplirá 26 años.

Para cubrir la cuota de gol que le estaba faltando, Independiente contrató a Andrés Silvera, pero es Gandín el que está mostrando la mayor efectividad. “Más allá de la satisfacción por los dos goles, lo importante es que el equipo está funcionando bien. De a poco estamos consiguiendo el rendimiento que todos queremos. Conseguimos el primer gol rápidamente, como quería el Tolo [Gallego], para preocupar más Racing. Ellos no vienen bien y sabíamos que en desventaja se iban a desarmar atrás. Lástima que no lo supimos definir de contraataque. Desperdiciamos varias oportunidades.”

En Independiente se respira otro clima, más optimista y positivo. Quedó demostrado en el paso de baile de varios jugadores en el festejo del primer gol del santafecino. “Lo estuvimos ensayando anoche [por anteanoche] en la concentración”, agregó Gandín.

Independiente sube en las posiciones y se apoya sobre el aporte de varias individualidades. La contratación del volante Walter Busse, que llegó procedente de Gimnasia, de Jujuy, ya puede considerarse un acierto. El volante da salida y profundidad por la derecha. “Fue mi mejor partido desde que estoy en Independiente”, evaluó el salteño, que sólo se lamentó por la imposibilidad de completar el partido: “Quería jugar hasta el final, pero el Tolo prefirió sacarme porque sentía una molestia en el muslo derecho”.

Cuando, cerca del final, fue reemplazado por Núñez, Busse recibió el reconocimiento de los simpatizantes que ocupaban una de las cabeceras del Cilindro de Avellaneda. “Es una alegría que le debíamos a la hinchada y también una manera de agradecerle el apoyo que nos fueron a dar al hotel en la noche previa al clásico”, agregó.

7 de los 11 goles que tiene Independiente los hicieron los delanteros: Gandín, 5; Silvera, 1, y Núñez, 1.

Fuente: La Nación

No hay comentarios:

Publicar un comentario