INFO C.A.I. _ 24-02-2013

lunes, 8 de marzo de 2010

INDEPENDIENTE 2 - RIVER 0
Tiene todo para seguir soñando
Independiente venció 2-0 a River y llegó a la cima; con un juego equilibrado y solidario, se ilusiona con ganar el título después de ocho años.

Por Sebastián Torok
De la Redacción de LA NACION

Los hinchas de Independiente, esos mismos que abarrotaron el flamante -pero aun sin terminar de construir- estadio Libertadores de América y se marcharon de Avellaneda eufóricos, cantando que “de la mano del Tolo la vuelta” van a dar, saben que no lo gritan meramente por fanatismo, por defensa de los colores. Sucede que este equipo, que frustró a un rival históricamente espinoso, como River, al vencerlo 2-0 y alcanzar el liderazgo del campeonato, luce confiable, de punta a punta, desde el arco hasta las piezas ofensivas. Independiente no es campeón desde fines de 2002 y aquella vez, también era Gallego el mentor; todo ello conforma un cúmulo de matices positivos difíciles de obviar. Por eso Independiente se ilusiona con la gloria. Por eso, pese a que restan varias fechas para el final, la esperanza está latente.

Los Rojos ostentan diversas virtudes que los distinguen del resto. No arrancaron inspirados, tampoco ordenados. Sin embargo, se recuperan cuando menos se sospecha. Porque ayer el equipo millonario, sin sobrarle nada, tuvo tramos interesantes, especialmente cuando el movedizo Mauro Díaz aceleraba desde la posición de enganche. Pero el juvenil jamás logró compañía confiable. Sólo Abelairas, con un puñado de avances por el sector izquierdo, intentó arrimarse al área muy bien custodiada por la última línea de Independiente y por el seguro arquero Gabbarini.

El conjunto local, pese a los primeros momentos de incertidumbre e imprecisión, se calmó, Piatti [su elegancia es una invitación para los aplausos] y Busse comenzaron a entrar más en juego y las acciones cambiaron de mando. Más allá de las intenciones, el juego era realmente chato, hasta que a los 38 minutos, Acevedo tuvo un instante mágico, le hizo un pase bochinesco a Gandín para dejar en ridículo a los aletargados zagueros centrales millonarios, y el capitán, sin ponerse nervioso, fusiló de derecha al pobre de Vega. Primera explosión en la Garganta del Diablo.

El juego creció en emotividad. No sólo porque Gabbarini le tapó un mano a mano al errático Canales, sino porque a partir de la ventaja, Independiente manejó la pelota cerca del área rival, con todos los peligros que ello significaba.

Los cimientos de River son tan endebles que ante la primera ventisca todo se derrumba. Sus días son alarmantes, no puede abandonar la apatía, más allá de que venía de conseguir un trascendente envión anímico [victoria 1-0 frente a San Lorenzo, en el Monumental]. Para colmo, sus delanteros se mostraron indefensos y cayeron constantemente en fuera de juego. Fue prácticamente una utopía observar cuatro o cinco pases consecutivos entre los futbolistas de River. Además, sin el sancionado Almeyda patrullando el medio campo y con Ahumada sin la fiereza de un N° 5, el equipo conducido por el cuestionado Astrada perdió quite. Esos huecos fueron aprovechados por los atentos rivales.

Independiente no llegó a florearse, a exhibir un rendimiento avasallante, es cierto, pero le puso un moño a su excelente triunfo, como para que la noche fuera exquisita. Fue a los 15 minutos, en una acción que culminó con una definición de derecha de Silvera, pero que arrancó con un avance por la derecha de Busse y prosiguió con una pared entre ese mediocampista y Piatti, el creador de la mayoría de los ataques rojos.

En River ingresó Gallardo por Mauro Díaz, que terminó entre penumbras. Sin embargo, el Muñeco se mostró fuera de ritmo y en la misma sintonía de sus compañeros. Para colmo, Abelairas, en una situación increíble, trastabilló debajo del arco de Independiente y no pudo definir con Gabbarini vencido.

El mal ánimo de los jugadores visitantes comenzó a ser evidente. Además de algunas discusiones entre ellos, hasta abusaron del juego brusco [Pereyra debió ser expulsado por una patada a Piatti]. Independiente siguió predispuesto y concentrado en su objetivo [Silvera corrió retrocediendo 25 metros para quitarle una pelota a Ferrari]. Ese objetivo que es el título y que, después de muchos años, se ilusiona con lograr. Cualidades, le sobran…

UNA MAGNIFICA RACHA EN LOS CLASICOS

Independiente ostenta la marca de haber ganado los últimos seis clásicos por campeonatos locales: 2-1 vs. Racing, 3-1 vs. River, 3-0 vs. San Lorenzo y 2-1 vs. Boca [todos por el Apertura pasado]; 1-0 vs. Racing y 2-0 vs. River [del actual Clausura].

LO POSITIVO
El arco invicto, una marca que se repitió en el torneo
La seguridad del guardavalla de Independiente, Adrián Gabbarini, se traduce en la siguiente marca: de las ocho fechas disputadas del torneo Clausura, los Rojos no recibieron goles en cinco oportunidades, 2-0 vs. River, 1-0 vs. Tigre, 1-0 vs. Racing, 0-0 vs. Godoy Cruz y 0-0 vs. Newell?s. Solamente le anotaron seis goles.

EL DATO
Silvera, Gandín y Piatti, el tridente goleador
Independiente tiene diez goles a favor en el campeonato y todos fueron anotados por tres de sus mejores hombres: Andrés Silvera (6, es el máximo artillero junto con Palermo), Darío Gandín (3) e Ignacio Piatti (1).


Un festejo ante River que se hizo esperar

Acabó con un estigma de más de 11 años

Independiente suma motivos para su felicidad por haber vuelto a ser local en su estadio, el rebautizado Libertadores de América. En esta temporada 2009/10 acabó con la paternidad que ejercía River, tanto en el Monumental como en Avellaneda. Y en ambos casos, con Américo Gallego en la dirección técnica y con un par de goleadores que se repiten: Darío Gandín y Andrés Silvera.

Anoche, Independiente volvió a vencer a River de local después de 11 años, cinco meses y 13 días. No festejaba en el escenario de Alsina y Ricardo Bochini desde el 20 de septiembre de 1998, cuando por el Apertura se impuso 2 a 1, con goles de Garnero y Christian Gómez. Desde entonces, ante River, había empatado siete cotejos y perdido tres (del total, tres encuentros fueron en Racing, mientras los Rojos refaccionaban su estadio). En octubre, por el Apertura 09, Independiente, con un 3 a 1, había acabado con el maleficio de 13 años sin éxitos en el Monumental.

“Estamos para pelear el título; la palabra campeón es muy pesada”

El éxito no le impidió al DT Gallego mostrar cautela; “Todos queremos un final feliz, pero faltan 12 fechas”, agregó

Por Alberto Cantore
De la Redacción de LA NACION

El imprevisto cambio de escenario de la conferencia de prensa no le modificó el humor. Entonces, hay que darle crédito al Tolo Gallego, que desde hace un tiempo manifiesta que cambió su actitud, que no se deja llevar por su fuerte temperamento, que elige los momentos para sacar a relucir los dotes de motivador. Y la victoria frente a River, que catapultó a Independiente a la cima de la tabla de posiciones, no le desacomodó el discurso. Fiel a su estilo, apareció con una amplia sonrisa dibujada en su rostro, pero fue cauto con las palabras. Optó por transmitir un mensaje esperanzador, aunque no triunfalista. “Estamos para pelear el título, la palabra campeón es muy pesada. Todos queremos tener un final feliz, pero faltan 12 fechas (N. de la R.: en realidad, faltan 11). Voy a cambiar el piano piano por el paso a paso”, dijo el DT que le quitó presión a sus dirigidos, que después de terminar en el tercer puesto en el Apertura pasado ahora cargan con el peso de mejorar la campaña. Traducido en números, significa ser candidatos.

Y fue un poco más allá para elevar la estima del plantel, porque arrancó la charla elogiando la disposición y la entrega. “Quiero felicitar a los muchachos. Veníamos jugando 35 minutos buenos, pero hoy jugamos bien todo el partido. No nos ganó la ansiedad, porque sabíamos que ganando quedábamos primeros. El segundo tiempo fue muy bueno, manejamos la pelota y explotamos el sector izquierdo que era por donde teníamos que lastimar. Yo se los explique en el entretiempo, y miren por dónde se desarrolló la jugada del gol de Silvera”, lanzó, con un sonrisa pícara. Y agregó: “La defensa estuvo muy sólida, el arquero respondió como lo hacen los arqueros que tienen los equipos que quieren pelear por el campeonato; Piatti es un jugador de selección; Fredes lo anuló a Ferrari; Gandín no jugó un gran partido, venía un poco bajoneado porque erró un penal el partido pasado, pero se hizo presente en la red; Vittor lo encimó a Gallardo y no lo dejó participar…”, destacó.

Con un sistema táctico que le dio resultados en su ciclo anterior (4-3-2-1), el Tolo alimenta la propuesta, aunque también mostró que no se sonroja si le debe pedir a los jugadores que aquieten el ritmo, que sean especulativos. “Cuando nos pusimos 2-0 hice lo mismo que me hacen los rivales cuando me van ganando: se cuidan. Por eso, ahora es pan, cebolla y chau. Nosotros damos ventajas, y si antes no lo dije es porque me iban a decir que me quejo por todo, pero nosotros perdimos por lesiones por seis meses al capitán [Carlos Matheu] y al Pelado [Martín] Gómez, que es el único wing que tengo”, sentenció.

El Tolo Gallego se despidió exultante por el resultado y porque el equipo entendió su mensaje. Caminó con soltura, aunque no pierde de vista que para lograr el objetivo deberá refrendar con Chacarita lo que consiguió frente a River.

La ilusión de los hinchas se agranda

En una parte de Avellaneda ya hablan de campeonato

“¡Que de la mano del Tolo la vuelta vamos a dar..!”, fue apenas uno de los tantos cantos que bajaron de la tribuna de Independiente, luego del gol de Andrés Silvera, el segundo de Independiente. La fiesta ya estaba en marcha. Ese tanto detonó el resto.

Las banderas flameaban al compás de la oscilación del remozado estadio Libertadores de América. Los globos repartidos mientras los hinchas del Rojo ingresaban a la cancha. Los papelitos que arrojaba una máquina, en forma sincronizada. Rojos, todos rojos. Todo el cotillón posible preparado para la ocasión no falló y la victoria se festejó. Y mucho.

Exultantes, felices, hinchados de júbilo. En fin, satisfechos por el triunfo que puso a su equipo, al equipo del Tolo Gallego, en lo más alto de la tabla de posiciones del torneo Clausura. Es que la producción da para pensar en grande. Al menos por un rato, no quieren despertar. En menos de una semana dejaron en el camino a Racing, el eterno rival del barrio, a quien también dedicaron buena parte de su repertorio. A mitad de semana vencieron a Tigre y ayer, a River. Dos clásicos en siete días que dan para soñar.

El abrazo de los jugadores, una vez que Sergio Pezzotta decretó el final del encuentro se coló en las tribunas y ellos, los hinchas genuinos, los verdaderos, lo hicieron suyo. No querían irse. Querían permanecer ahí unas cuantas horas más.

La salida, por la calle Alsina, dejó traslucir el optimismo y la ilusión. “Estamos bien”, se escuchó. “Estamos ganando los partidos que antes perdíamos”, dijo otro simpatizante sonriente, atiborrado de prendas rojas. La desconcentración se hizo lenta. Esta vez, la espera no les importó porque querían demostrarles a los jugadores la enorme alegría que los desbordaba. Muchos, cientos, esperaron alrededor del ómnibus, que traslada al conjunto de Gallego, para saludarlos y hacerles sentir su cariño. Mientras, cantaban. Otros se abrazaban.

Iban y venían. Estaban ebrios de felicidad. Total, ya iban a tener tiempo para descansar.

Exequiel Meza

En los alrededores del estadio

Una jornada con varios incidentes

Antes de que comenzara el partido entre Independiente y River se registraron distintos incidentes entre las dos hinchadas. Uno de esos hechos ocurrió en el cruce de la calle Alsina y la avenida Belgrano, cuando hinchas del club local se cruzaron con un grupo de unos 50 simpatizantes millonarios, lo que derivó en agresiones con piedrazos y botellazos, además de ocasionar destrozos en varios negocios de esa zona de Avellaneda.

Aunque en ese momento no hubo presencia policial para dispersar a los violentos, el Coprosede informó que, más tarde, durante la disputa del primer tiempo del partido, la policía se enfrentó con dos personas que se encontraban rompiendo autos y vidrieras en el mismo lugar, a quienes finalmente detuvo. El organismo provincial calificó al hecho como “ajeno a la operatividad del encuentro deportivo”.

Durante el arribo de los hinchas al estadio también se produjeron cruces e incidentes en la estación de trenes de Avellaneda.

Fuente: La Nación

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