INFO C.A.I. _ 24-02-2013

lunes, 8 de marzo de 2010

INDEPENDIENTE 2 - RIVER 0
Dos para ganar

Independiente llegó a la cima con una fórmula esencial. El Chipi Gandín y el Cuqui Silvera, los socios del gol, cimentaron el triunfo frente a River.

Para convertirse en puntero exclusivo del campeonato y para disfrutar una media docena de victorias consecutivas en clásicos, para gozar como lo hace hoy Independiente, es vital contar con futbolistas como Darío Gandín y como Andrés Silvera. Es que ellos respetan a rajatabla la ley básica de los especialistas del gol: una oportunidad y a festejar. Nada de perdonar. Así son el Chipi y el Cuqui. Dos para ganar. Y si enfrente está River, mejor.

Por algo Gandín pegó 6 gritos en 10 partidos ante River. Le hizo goles jugando para Rafaela, Colón y Gimnasia de Jujuy. No podía fallar anoche. Por algo Silvera acumula 5 festejos contra la banda roja en diagonal, los últimos 3 consecutivos. Lo de ayer, entonces, no extraña: 2 a 0 con un gol de cada uno. Más lógico, imposible.

Claro que entre Gandín y Silvera hay una diferencia. Uno busca enamorar a los hinchas. El otro saborea una relación encantadora con todos esos locos de rojo que ahora se jactan de ser punteros únicos.

Gandín, se sabe, no es de los más queridos por los hinchas de Independiente, aunque se trate del capitán, aunque sea el máximo goleador del equipo en esta temporada 2009/2010 con 13, aunque haya convertido 6 goles en esta racha de 6 clásicos con 6 triunfos: le hizo 2 a Racing, 1 a River y 1 a San Lorenzo en el torneo pasado; también a Racing y a River les anotó en este campeonato. A pesar de todo lo bueno, no hay caso. No hay feeling. Por eso en el arranque, cuando el Chipi entraba muy poco en juego y lo hacía solamente con imprecisiones, surgían los murmullos. Por eso en el 1 a 0, cuando aprovechó el pase de Acevedo y definió en el mano a mano ante Vega, se desahogó Gandín celebrando con el Topo Gigio y poniéndose un dedo índice cruzando la boca que le indicaba a sus hinchas que hacieran silencio, que parasen con los murmullos.

Lo de Silvera es mucho más relajado. Los hinchas lo adoran. Es el más querido de todos. Por si hacía falta alguna prueba más, cuando corrió cincuenta metros y se la robó a Ferrari, la multitud lo festejó como si se tratara de un gol del Cuqui. Ni hablar cuando Silvera acabó con la incertidumbre del resultado y convirtió el 2 a 0 sin oposición con un toque a la red, tras una asistencia de Busse.

Vive Independiente días placenteros. Está muy claro. Y partidos así, como el de este domingo ante River, también son claves para encarrilar una relación como la de Gandín y los hinchas, o para fortalecer aún más un vínculo de amor pleno como el de Silvera y la gente de Independiente.

Cuando fue reemplazado por Leonel Núñez a los 26 del segundo tiempo, el Chipi fue ovacionado. En un rato había viajado de la desconfianza al reconocimiento. Unos minutos más tarde, salió Silvera y explotó el Libertadores de América.

Si Independiente pudo volver a vencer a River como local, algo que no ocurría desde el 20 de setiembre de 1998, es porque cuenta con Gandín y con Silvera. Dos que saben festejar. Dos para ganar.

Por: Fernando Gourovich

Números

EL NUMERO (I)
48
Goles. Suma Darío Gandín en Primera División. Es el máximo goleador de Independiente en esta temporada: hizo 13 (10 en el Apertura y 3 en el Clausura).

EL NUMERO (II)
96
Goles. Lleva anotados Andrés Silvera en Primera División. Es el máximo goleador del torneo, con 6, junto a Palermo. En toda la temporada ya convirtió 10.

Entre ráfagas y jerarquía

Gol de Gandín

Se fue ganando el primer tiempo sin merecerlo. Después, Independiente justificó la victoria y la punta.

Por: Eduardo Castiglione

Dos tremendas jugadas de ataque le solucionaron en una hora a Independiente las debilidades que no había podido disimular en el juego.

Por un magistral pase de Acevedo que Gandín definió junto a un palo para reducir a la nada el último intento de Vega, el flamante puntero del Clausura puso 1-0 aquel primer tiempo que River había jugado mejor.

Con una pared construida pie a pie por Busse-Piatti-Busse, digna de aquellos equipos del Rojo en las épocas de oro, que Silvera resolvió con no más que un toque (como Dios manda), el equipo de Gallego resolvió la cuestión de un clásico cuando apenas se había consumido el primer cuarto de hora de la segunda mitad.

Antes de esos trazos finos, sensibles también, que transportaron a Independiente hacia la cima de las posiciones, hubo un primer tiempo en el que River no solamente jugó mejor sino que constituyó a Gabbarini en el mejor protagonista de Avellaneda.

La diferencia más clara la hacía River en la zona del mediocampo. Con la recuperación de Ahumada, más la partida por derecha de la pareja Ferrari-Rojas y algún toque profundo de Mauro Díaz, el juego se fue volcando poco a poco hacia el área local. Así, Gabbarini bloqueó un disparo de Abelairas, quien eligió el tiro directo cuando Funes Mori estaba llegando vacío para empujarla como sucede en el futsal. Y sobre el cierre del primer tiempo, otra vez el arquero achicó a lo grande ante la llegada de Canales.

En medio de eso, sin que Vega tuviese que intervenir en alguna jugada de riesgo, con casi todo Independiente jugando un fútbol mínimo con protagonistas que parecían tener los pies redondos, cayó como desde el cielo la asistencia de Acevedo para la conversión de Gandín.

Para los 45 minutos finales entró a escena otro Independiente. Un Independiente que terminó ganando el duelo de modo irreprochable. Ese Independiente, en definitiva, que merece estar donde está. Con las partidas de Vella y de Mareque por los costados, más Silvera entrando y saliendo de la zona creativa, donde crecieron marcadamente Piatti y Busse, y con la pimienta de Gandín para jugar generalmente bien los cruces ante los grandes .

Como para ratificar que el fútbol son momentos y que a los buenos equipos generalmente les alcanza con algunas ráfagas, cuando Independiente estaba demostrando cuánto es hoy más que River, se produjo ese estallido de fútbol para Silvera y el 2-0.

Todo lo que vino después estuvo de más. Gallego transformó el 4-3-1-2 inicial en un 4-4-2 rabioso, juntando en la segunda línea de cuatro a Piatti, Vittor, Acevedo y Fredes como para terminar la noche en paz. Astrada mandó a la cancha a Gallardo, pero a esta versión del Muñeco no le da el cuero para enderezar tanta curva y contracurva. Igual que el Keko Villalva, quien entró cuando lo de River ya no tenía solución.

La punta del Clausura cambió de manos y ahora la tiene Independiente. Por ahora le alcanza con ratitos de juego asociado y trazos de jerarquía individual.

La clave

Individualidades trascendentes. Cuando River tuvo el desarrollo a su favor, no supo ni pudo ponerse arriba en el resultado. Pero cuando llegó el turno de Independiente, el puntero hizo lo necesario para ganar el clásíco sin dar lugar a la mínima discusión.

River y un estigma que lo ata

Independiente River

Su anemia ofensiva crece fecha a fecha. Y no se ve solución a la vista. Hizo sólo 6 goles en 8 encuentros.

Por: Julio Chiappetta

Casi no sale el gol para River, que parece tener un eclipse frente al arco rival. Porque a medida que se acerca al área de enfrente, sus atacantes oscurecen. Entonces, se entiende que pierda cuando no lo merece, como sucedió en el primer tiempo, al margen de la justificada victoria de Independiente en el complemento. Ni Funes Mori, ni Villalva, ni Canales. Los delanteros andan con la pólvora mojada y esta situación se traduce en un equipo anémico en el rubro ofensivo. Los números lo demuestran: es la primera vez, desde que se juegan los torneos cortos, que marca sólo seis goles en las primeras ocho fechas. Además, es uno de los tres peores inicios de campeonato en la era profesional si de efectividad se habla. Desde la temporada 89-90 que no se vivía algo así. Aunque, entonces, aquel equipo de Reinaldo Merlo tenía una diferencia a su favor: si bien había pegado la misma cantidad de gritos, había ganado 4, empatado 2 y perdido 2. Posteriormente, con Daniel Passarella en el banco, fue campeón. Nada parece vislumbrar un final parecido ahora.

El gol de Affranchino a San Lorenzo encendió la ilusión. Y el buen nivel colectivo que River mostró en el primer tiempo ante su rival rojo, también. Sin embargo, las jugadas que se gestaron en ataque terminaron desperdiciadas por la floja puntería de sus delanteros y las manos de Gabbarini.

Tuvo varias Funes Mori, ese pibe que sorprendió en el verano. Aunque, evidentemente, lo suyo fue un romance estival. Anoche, en el estadio Libertadores de América, perdió dos chances claras, además del gol que el árbitro Sergio Pezzotta, a instancias de su asistente, Roberto Reta, le anuló con total justicia. Y a Gustavo Canales, en el epílogo del primer tiempo, Gabbarini le ahogó el grito sagrado.

Lo cierto es que los volantes tampoco definen. Sin ir más lejos, el paraguayo Rodrigo Rojas tuvo dos situaciones. A los 4 minutos, tras un pase bárbaro de Mauro Díaz, resolvió cruzado y lejos. Y un rato más tarde, un zurdazo del mediocampista guaraní terminó en los guantes de Gabbarini.

También Matías Abelairas tuvo su oportunidad en el primer tiempo. Pero otra vez el número uno mendocino mostró todos sus reflejos para dominar la pelota. Y en el rebote, Canales no tuvo la suerte de poder embocarla.

¿Toda la responsabilidad es de los delanteros? Está claro que no. ¿Y de los volantes? Quizá necesite una mayor circulación y la recuperación definitiva de Marcelo Gallardo, quien ya no está para jugar tres partidos por semana.

Leonardo Astrada sabe que el problema está arriba. El propio entrenador lo manifestó en el vestuario, tras el partido. “Las diferencias estuvieron en las áreas. En el primer tiempo, River fue superior pero Independiente lo definió”, se lamentó. Y fue más explícito: “No sabemos aprovechar los momentos favorables y no estamos finos para definirlo. Planteamos bien el partido, los jugadores presionaron bien, pero fallamos en la definición. En el segundo tiempo, incluso, cuando Independiente se puso 2-0, al minuto tuvimos una para descontarlo y ni esa pudimos hacer”. La dura realidad, al fin de cuentas, de este River poco eficaz.

EL NUMERO (I)
0,75
De promedio de gol. Es el que tiene River en el torneo. HIzo apenas 6 en las primeras 8 fechas.

Gallego se animó: “Volví al club para ser campeón”

Repartió elogios. Y dijo que es lógico que la gente se ilusione.

Era un partido especial para Américo Gallego. Porque enfrente estaba una camiseta que lo marcó, la de River, con protagonistas con los cuales mantiene una gran relación, como Leonardo Astrada y Hernán Díaz, con quienes se saludó afectuosamente antes de que la pelota empezara a rodar. También no era un domingo más porque ya sabía que Godoy Cruz había perdido en Rosario. Y porque ese resultado le avisaba que podía ser el técnico del único puntero si su Independiente ganaba. Era una prueba ideal para ratificarse como gran candidato. Y al final terminó siendo un domingo redondo para el Tolo.

Mucho más tranquilo que en la cancha, a la hora de hablar, Gallego dijo: “Era una presión extra jugar con los resultados puestos. Era difícil. Pero estoy contento porque los jugadores me respondieron”.

Siguió: “Les dije a los jugadores que debíamos tener más volumen de juego. No puede ser que a veces no podamos dar cinco pases seguidos. Si nosotros, con los jugadores que tenemos, no podemos dar cinco pases, ¿quién va a poder?”.

Hubo un Tolo que repartió elogios: “Gabbarini atajó como para pelear el título. La defensa estuvo sólida. Busse me hizo caso y se mandó por la derecha, por donde vino el segundo gol, je. Piatti es jugador de Selección. Gandín no anduvo bien, pero acá siempre la mete. Por eso lo tenía que bancar. Y de Silvera qué voy a decir”.

Justificó la racha en clásicos: “Los grandes nos juegan de otra manera. Chacarita, que es ofensivo, va a salir así. Y eso nos viene bien”. Gallego aceptó: “Me duele el momento de River, pero mi compadre lo va a sacar a flote”.

En el cierre, el Tolo se animó: “Volví a Independiente para salir campeón”. Enseguida frenó: “Es pesada la palabra, pero la gente se ilusiona. Y está bien que sueñe”.

La bronca de Astrada

Disparó contra Pezzotta y el línea Reta.

Había mucha bronca en River. Por los goles que no pudieron marcar y por el arbitraje de Sergio Pezzotta. Aunque todos buscaron en uno de sus asistentes, Roberto Reta, al chivo expiatorio. El propio técnico Leonardo Astrada disparó en el vestuario visitante: “Queremos que los árbitros estén más atentos, no que nos favorezcan”.

Astrada se quejó, puntualmente, de un gol anulado a Funes Mori. En televisión se observó que hubo posición adelantada del delantero. De todos modos, el técnico cargó las tintas sobre el referí. “Las de los árbitros son decisiones que influyen. Al juez de línea Reta le dije que mirara el partido de nuevo, se rectificara y lo admitiera publicamente”, apuntó el técnico. Y fue más allá: “Hubo tres offsides y un penal de (Leonel) Galeano a Funes Mori. Son errores que estamos pagando caro. No es la primera vez que pasa. Ya sucedió el otro día, cuando no le cobraron el penal a Villalva contra San Lorenzo. Y pasó también en Santa Fe, contra Colón, con otro penal que no le cobraron a Ferrari”.

A propósito, Paulo Ferrari fue uno de los más exaltados en el entretiempo. El lateral derecho lo encaró a Reta y le dijo de todo. Pero la situación no quedó ahí. Durante el segundo tiempo, con Independiente ganando 2 a 0, el que insultó al colaborador de Pezzotta fue el profesor Facundo Pérez. Inmediatamente, alertado por el propio Reta, el juez resolvió echar al preparador físico.

River está impotente. Y los árbitros le suman más bronca.

Un duro choque entre los barras de los dos clubes

Se produjo en la estación de Avellaneda, antes del clásico.

Antes del partido se produjo un duro cruce entre hinchas de Independiente y de River. El escenario de la batalla fue la estación de Avellaneda, donde los barras rojos chocaron contra los visitantes, quienes en ese momento bajaron del ferrocarril General Roca. Volaron piedrazos y botellazos, y fue nula la intervención policial. Después, ya con la intervención de los agentes, los incidentes se disiparon. Por estos disturbios no hubo heridos. Tampoco, detenidos.

Rubén Pérez, titular del Coprosede, desconocía estos incidentes, capturados por la lente de los fotógrafos de Clarín. Sí, en cambio, el inspector le confirmó a este diario que hubo tres detenidos. En la esquina de la avenida Belgrano y la calle Alsina, donde circularon los primeros rumores de los incidentes, los delincuentes fueron sorprendidos mientras robaban los automóviles estacionados. “Destrozaron los vidrios de varios”, informó Pérez en diálogo con Clarín. Y aseguró que uno de ellos, además, fue derivado al hospital “por resistencia, lesiones y daño a la autoridad”.

Más tarde, para aclarar la situación, el CoProSeDe emitió un comunicado de prensa con la versión oficial del hecho registrado en la intersección de Belgrano y Alsina, a metros del estadio Libertadores de América. Pero nadie reconoció los disturbios producidos media hora antes del triunfo de Independiente ante River.

De punta en Avellaneda

Banderas ausentes

Se calculaba que podrían regresar a la tribuna de Independiente esas banderas tan especiales que vinculaban al Mundial 2010 con el Gobierno y, en especial, con el kirchnerismo (la más llamativa con pingüinos…). Pero los trapos no aparecieron. Se rumoreó ayer que en los próximos partidos sí reaparecerán, pero serán en contra del Gobierno, que seguiría sin aportar fondos para el Mundial.

Vuelve Mancuello

Ahora Independiente piensa en el sábado a las 17. Es que ese día y a esa hora se medirá con Chacarita, en la cancha de Argentinos. Ahí retornará Federico Mancuello, quien faltó en los últimos tres encuentros por un problema muscular. ¿Américo Gallego lo pondrá de titular o irá al banco? Por otro lado, se espera la evolución de Leandro Gracián, quien ayer no fue ni al banco por un contractura.

Miradas alemanas

Aunque falta más de medio campeonato para el cierre del torneo Clausura, en el estadio Libertadores de América hubo emisarios de un club alemán observando muy atentamente a Juan Manuel Díaz, el marcador lateral uruguayo que juega en River desde hace apenas un mes y medio. El defensor zurdo arribó al club de Núñez proveniente de Estudiantes de La Plata y en la nochecita de Avellaneda no pudo redondear un partido convincente.

Patadón final

El pibe Roberto Pereyra le pegó un patadón a Ignacio Piatti, quien quedó en el piso más que dolorido. Ocurrió justo a espaldas de Sergio Pezzotta y cuando el árbitro indicaba el final del partido. El chico se salvó de la tarjeta porque el juez obviamente no lo vio. Y Piatti fue atendido por el médico Walter Capote y hasta por un asustado Américo Gallego, mientras todo Independiente seguía festejando la victoria.

Fuente: Clarín

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